En el año 2009 el periodista Nicolás Vidal afirmaba en un artículo para el Diario de Ferrol, entre otras cosas: “[…] Roger de Flor esconde un manantial de naturalidad silvestre […]”. Con esta frase me ponía en bandeja el título de lo que sería mi primer LP.
Grabado por pistas en La Buhardilla y mezclado en Estudios Bajo Cero con Víctor Gacio, para llevarlo a cabo conté con la colaboración de algunos de los músicos que ya habían participado en mi primera maqueta “Canciones de amor y retranca” (Fran Rey, Luis Cuba, Álvaro Lamas, Juan Cabezón “Cabe” y Cris Veiga), así como nuevas y flamantes incorporaciones a la familia rogerfloriana: María Faltri, Jorge Juncal, Carlos Marca, Marqués das Vinhas y Sergio Galego (estos dos últimos también fueron fundamentales los años siguientes en mis directos).
Y quizás sea esa variedad de músicos e instrumentos (guitarra acústica y eléctrica, bajo, batería, pandereta, piano, órgano, acordeón, steal guitar, banjo, charango, armónica, clavicordio, saxo, birimbao y armonías vocales), así como el gozo con que trabajamos juntos, lo que ayudó a que este fuese posiblemente mi disco más colorido y alegre, donde se encuentran algunas de las melodías más inspiradas que he creado hasta hoy.
Como anécdota me gustaría contaros, especialmente a la chavalada, el calvario que supusieron para mí los meses previos en los que esperaba por uno de los músicos, que andaba de gira con otro proyecto, para poder empezar la grabación. Hoy en día no lo haría, nadie es tan imprescindible como para mantener congelado un proyecto tantos meses. Siempre hay soluciones. En cualquier caso, el resultado finalmente fue satisfactorio y ese músico y yo actualmente somos grandes amigos.
La portada fue obra de Eduardo Rubianes.
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