Un integrante de la organización terrorista Hayat Tahrir al-Sham (HTS), Mohhammed al-Bashir, fue nombrado como primer ministro de Siria por el líder interino de la misma, Abu Muhammad Jolani, luego de que el grupo armado, con ayuda externa, derrocase al expresidente sirio Bashar Al-Assad y sumiera a ese país de Medio Oriente en una nueva espiral de desestabilización.
La decisión de Jolani pone en manos de Al-Bashir la conducción de esa nación árabe, que ha encarado más de diez años de intensa guerra terrorista promovida por EE.UU. y otras naciones.
Esa guerra fomentada por actores externos aún no culmina. En ella, al menos cuatro facciones terroristas confrontan entre sí: la propia HTS (antiguo Frente Al-Nusra); las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) financiadas por Estados Unidos; el Ejército Nacional Sirio y otras milicias apoyadas por Türkiye; y el autodenominado Estado Islámico, más conocido como Daesh o ISIS.
No son las únicas amenazas para la soberanía e integridad territorial de Siria: a ello se une el asedio y la ocupación israelí, que aprovecha la caída del Gobierno de Bashar Al-Assad para extender su control de territorios en los Altos del Golán y acercarse a Damasco.
Aunque se vista de seda, terrorista se queda
Según lo dispuesto por el cabecilla de HTS, la «transición» será encabezada por otro terrorista, Al-Bashir, quien contará con presupuesto para desempeñar ese cargo hasta el 1ro de marzo de 2025. Pero, ¿de quién estamos hablando?
Nació en Jabal Zawiya (provincia de Idlib, al noroeste de Siria) en 1983, es ingeniero graduado por la Universidad de Alepo (2007). Más tarde se graduó en Sharia (ley islámica) por la Universidad de Idlib.
Creció e inició su carrera laboral y administrativa en esa misma provincia, que ha sido punta de lanza de la oposición durante los últimos años y cuyo control mantuvieron los grupos radicales armados que se enfrentaron al Gobierno de Bashar Al-Assad como operadores político-militares de potencias extranjeras.
