La tendencia indica que el presentador de televisión de 72 años, Salvador Nasralla, del derechista Partido Liberal (PL) y considerado como «casi comunista» por Trump, podría quedarse con la elección. Foto: X Salvador Nasralla
La diferencia entre los dos candidatos se reduce a menos de 5.000 votos con el 53,1% de las actas transmitidas por el cuestionado sistema de escrutinio de las elecciones de Honduras
La elección presidencial de Honduras se encamina hacia un desenlace ajustado, con el escrutinio rápido que de momento es desconocido por el oficialista Partido Libre, tras presentar reiteradas fallas en el día de las elecciones y presentar una demora inusitada para la transmisión de datos.
Lo que en un principio parecía una ventaja clara para el candidato del Partido Nacional, Nasry «Tito» Asfura, a quien el presidente de Estados Unidos otorgó todo su apoyo de manera pública, se ha reducido y la tendencia no lo favorece con su principal competidor, Salvador Nasralla.
De acuerdo con los datos más recientes, publicados este lunes 1 de diciembre por el CNE a las 10:51 (hora local), Asfura obtiene el 40.00% de los votos escrutados (735,703), mientras que Salvador Nasralla, candidato del Partido Liberal, lo sigue de cerca con el 39.78% (731,527). La diferencia se sitúa ahora en apenas 4.176 sufragios, un desplome significativo respecto a la brecha de más de 20.000 votos con la que comenzó el conteo de actas la noche de las elecciones.
Tras los principales contendientes, y a una distancia considerable, se ubica la candidata del partido oficialista Libertad y Refundación (Libre), Rixi Moncada, con el 19.18% de los votos (352,836). Los demás candidatos, Nelson Ávila del Partido Innovación y Unidad (PINU) y Mario Rivera de la Democracia Cristiana, obtienen porcentajes menores al 1%.
Previo y durante la publicación de estos resultados, la candidata Rixi Moncada, con el respaldo de la presidenta Xiomara Castro, ha venido alertando sobre un supuesto «hackeo» del Sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP).
Ambas líderes denunciaron un «plan de sabotaje» y una «guerra psicológica» dirigida a manipular la voluntad popular. En este contexto, Moncada había solicitado a la ciudadanía mantenerse «en pie de lucha hasta obtener los resultados finales con el 100% de las actas», anunciando una conferencia de prensa para este lunes para informar su posición política en relación con los resultados publicados por el CNE.
La jornada electoral del domingo 30 de noviembre transcurrió de manera pacífica, con la convocatoria de aproximadamente 6.5 millones de hondureños habilitados para votar.
El factor Trump
La recta final de la campaña electoral estuvo marcada por una inusual intervención externa de alto perfil. El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, respaldó públicamente a Nasry «Tito» Asfura y utilizó un lenguaje altamente polarizante. En declaraciones a la prensa, Trump calificó a la candidata oficialista Rixi Moncada de «comunista» y al opositor Salvador Nasralla de «casi comunista», inyectando una retórica de la Guerra Fría en el proceso hondureño.
Además de su injerencia en la contienda actual, Trump abordó uno de los temas más sensibles de la política reciente de Honduras: el caso del expresidente Juan Orlando Hernández. Condenado en 2024 en Estados Unidos por narcotráfico, Hernández fue indultado por Trump, quien justificó su decisión alegando que el exmandatario hondureño había caído en una «trampa» tendida por asesores de la administración del presidente Joe Biden. «Analicé los hechos y estuve de acuerdo con ellos», afirmó Trump sin citar evidencias concretas sobre dicha conspiración, exculpando al propio Biden y trasladando la responsabilidad a sus colaboradores.
Esta postura de Trump choca frontalmente con los hallazgos judiciales estadounidenses. La Fiscalía y la DEA llevaban investigando a Hernández desde al menos 2013 por su presunta participación en una red que importaba cocaína a Estados Unidos, lo que finalmente resultó en su condena. La valoración del expresidente Trump, quien cuestionó el encarcelamiento de un mandatario por tales cargos, añade una capa de complejidad geopolítica al ya tenso escenario electoral, vinculando el resultado no solo con el futuro interno de Honduras, sino también con las narrativas y alianzas en la política exterior de Washington.