Feminismos. La región amazónica brasileña tiene una tasa de feminicidios 19,3% mayor que el promedio nacional
Para Isabella Matosinhos, el aislamiento, la falta de servicios públicos y la desigualdad territorial agravan la violencia de género.
En la Amazonía Legal fueron asesinadas 586 mujeres en 2024, una tasa de 4,1 víctimas por cada 100.000 mujeres.Crédito:
Anderson Barbosa/Amazônia Latitud
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Incluso tras una ligera disminución en los casos registrados, la Amazonía Legal sigue siendo una de las regiones con mayor tasa de mortalidad femenina del país. Según el estudio » Cartografías de la Violencia en la Amazonía » , los feminicidios se mantienen altos , aunque estables: se registraron 228 casos en 2023 y 229 en 2024, con una tasa de 1,6 por cada 100.000 mujeres, un 19,3 % superior al promedio brasileño. En los municipios rurales, la tasa alcanza 1,9 por cada 100.000, y en los municipios intermedios, 3,1 por cada 100.000, más del doble que en los centros urbanos de la región.
En cuanto a las muertes violentas en general, 586 mujeres fueron asesinadas en la Amazonía Legal en 2024, lo que representa una tasa de 4,1 víctimas por cada 100.000 habitantes. Esta cifra es un 21,8 % superior a la tasa promedio nacional, que en el mismo año fue de 3,4 muertes por cada 100.000 mujeres.
En una entrevista con Conexão BdF , en Rádio Brasil de Fato , la investigadora Isabella Matosinhos, del Foro Brasileño de Seguridad Pública (FBSP), indicó que la distribución de los delitos revela profundas desigualdades dentro del territorio. «De hecho, observamos tasas más altas en los municipios no urbanos», explicó.
Matosinhos señala que las altas tasas de muertes por género se explican por el ciclo continuo de violencia y la falta de mecanismos de protección. «Es una violencia que comenzó mucho antes de la letal», enfatizó.
Según la investigación, los municipios clasificados como intermedios registraron 6,1 homicidios de mujeres por cada 100.000 habitantes en el último año, un 47,5 % por encima de la tasa promedio de la Amazonía Legal. Las zonas rurales y forestales registraron 4,6 por cada 100.000 habitantes, y los centros urbanos, 3,7.
Según la investigadora, esto está directamente relacionado con la falta de servicios esenciales. «La mayoría de los servicios públicos que conforman esta red de apoyo y asistencia a las mujeres se ubican en grandes centros urbanos», señaló. En muchos de estos territorios aislados, añadió, persisten focos de misoginia, donde el debate sobre la desnaturalización de la violencia contra las mujeres «no llega», lo que agrava aún más la vulnerabilidad de las víctimas.
En cuanto a la violencia sexual, el informe muestra que la incidencia de violaciones contra niñas y mujeres es un 36,8 % mayor en la Amazonía que en el resto del país. La investigadora afirmó que parte de esta situación se relaciona con la presencia de minería ilegal, zonas fronterizas y contextos altamente jerárquicos en términos de género. «Donde hay minería, también existe una cultura muy arraigada de violencia sexual. Esto se hace más evidente en situaciones donde un hombre se siente autorizado a cosificar a las mujeres», afirmó.
La situación de las mujeres indígenas es aún más invisible. Según Matosinhos, además de sufrir violencia que no se denuncia, enfrentan barreras que prácticamente imposibilitan el acceso a la justicia. Señaló que la Ley Maria da Penha está diseñada para contextos urbanos, lo que dificulta su aplicación en territorios tradicionales. «En general, lo que está diseñado no está diseñado para ellas», lamentó.