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Las 10.000 víctimas del amianto en Ferrolterra: «Solo la mitad de los afectados recibirán las nuevas ayudas»

 


Se ha movido siempre el naval en la ría de Ferrol. Hasta su prohibición en 1987, el amianto se utilizó a destajo en los astilleros públicos. Y semejante material cancerígeno provocó múltiples dolencias e incluso la muerte a buena parte de los operarios (se calculan 20 muertes cada año). Al final, la comarca quedó con 10.000 afectados por el amianto debido a su uso durante su vida laboral. La mitad de ellos, 5.000, acabaron con una grave enfermedad provocada por esta sustancia cancerígena. Y serían esas últimas víctimas las que podrían beneficiarse del nuevo fondo de compensación aprobado por el Gobierno central. Aún así, hay muchas dudas. Tres afectados como Guillermo Zaragoza López, Juan García Ríos y Manel Dopico Paz (todos con placas pleurales o engrosamiento pleural) temen que «el nuevo fondo no llegará para todas las víctimas, con nuestros casos parece que de momento no entrarías y si solo te dan poco más de 30.000 euros no te llega para nada».

Ferrolterra es la zona más perjudicada por el amianto en la Unión EuropeaXoán Xosé Pita, presidente de esa Asociación Galega de Vítimas do Amianto, recuerda que «esta comarca de entrada pode ser unha das máis beneficiadas polo novo fondo porque é unha das que máis casos ten, hai 10.000 persoas con fibras de amianto no seu interior aínda que moitas aínda non desenvolveron enfermidades graves». Este fue el caso del recordado activista Rafael Pillado, que durante 50 años almacenó en su cuerpo las fibras inhaladas por su trabajo en el naval... y finalmente desarrolló un mesotelioma mortal.

Afectados por el amianto, ayer en Caranza.
Afectados por el amianto, ayer en Caranza. JOSE PARDO

Agavida indica que «as novas axudas van en pago único desde os 32.000 aos 96.000 euros». Explica Pita que podrán optar a ellas «aquelas persoas que teñen unha declaración de invalidez permanente a consecuencia do amianto; ou as que teñan sentenza firme a favor tras poñer unha demanda; ou as que padezan unha enfermidade recoñecida por culpa deste material como un mesotelioma, cancro de pulmón, cancro de larinxe ou asbestose, entre outras».

Pero cuando la enfermedad aún se está desarrollando y no se ha reconocido «aún no puedes optar a ellas», indica Guillermo Zaragoza, de 77 años, que trabajó tres décadas en Astano y antes estuvo en la Pysbe. Él tiene placas pleurales bilaterales y el 66 % de la capacidad pulmonar: «Con calidad de vida reducida, los pulmones irán a menos y cuando llegue al 50 % tendré que usar bombona de oxígeno». En su horizonte también pueden aparecer otras graves enfermedades. «Y por el camino se han muerto muchos compañeros», concluye.

¿Cómo funciona el nuevo procedimiento de compensación, en el que han trabajado sindicatos y asociaciones de enfermos durante años? El Real Decreto entrará en vigor a los tres meses de su publicación (fue anunciado ayer en el BOE). Pero los afectados ya pueden ir solicitando las ayudas, que consisten en una compensación monetaria. La gran mayoría proceden del naval, aunque hay enfermos de otros sectores, como la construcción o la Armada.

Carmen Diego, la neumóloga que comandó durante 22 años la consulta monográfica del amianto, aseguró en reiteradas ocasiones que «el amianto dañó al 90 % del personal del naval». Se usaba como aislante térmico en forrado de buques. Juan García Ríos, de 78 años, trabajó 25 años en Astano y después en Endesa: «Tengo engrosamiento pleural y muchísimas dudas, no sé si será mejor denunciar en los juzgados a pedir estas ayudas... y si al final te dan 30.000 euros eso no sirve de nada tras tanto sufrimiento».

Los sindicatos recuerdan que por la vía judicial hubo indemnizaciones de 300.000 euros

Guillermo, Juan y Manel (este último fue trabajador de Bazán) indican que «el fondo beneficiará sobre todo a aquellos trabajadores de empresas desaparecidas, pero la mayoría venimos de los astilleros públicos». Coincide Armando Iglesias, secretario de Acción Sindical e Saúde Laboral de CC.OO. en Galicia, en que «as cantidades non son para botar foguetes, a xente que denuncia de forma individual obtén cifras bastante superiores». Pero añade que «levamos moitos anos loitando primeiro pola aprobación do fondo e despois polo regulamento para aplicalo».

Iglesias también lamenta que las cantidades mantengan la tributación, por lo que tendrán que ser declaradas en el IRPF. Y recuerda que «hai casos de indemnizados con ata 300.000 euros nos xulgados, é dicir que o fondo é unha boa nova pero non satisface de todo aos enfermos». También falta que las dolencias derivadas del amianto sean reconocidas como enfermedades profesionales, «o INSS non nos dá a razón». Por este motivo, se da la posibilidad a las víctimas de que sigan denunciando por la vía judicial.

«Un alivio»

De todos modos, el presidente de Agavida, Xoán Xosé Pita, quiere dejar claro que «este fondo é un alivio porque xa tes unhas axudas directas para librarte dos xulgados e os retrasos, pero ti tes o dereito de seguir reclamando». El fondo se incluirá en los Presupuestos Generales del Estado. Y Agavida también admite que «beneficia máis aos afectados que non teñen empresa á que reclamar (como auxiliares desaparecidas), que aos que viñan de Astano e Bazán».