Fallarás: "Tenemos miedo, y hacemos bien. Hemos visto el castigo que reciben las que hablan"
No somos temerarias, somos valientes.
No somos vengativas, somos valientes.
No somos mentirosas, somos valientes.
No estamos locas, somos valientes.
No somos rencorosas, somos valientes.
No somos interesadas, somos valientes.
No estamos mal asesoradas, somos valientes.
No nos equivocamos, somos valientes.
No estamos confundidas, somos valientes.
No somos idiotas, somos valientes.
¿Ha quedado claro? Porque veo cómo van llegando las amenazas por parte de sus agresores para que no hablen a las chavalas y no tan chavalas, para que borren lo dicho. Les mandan mensajes directos, que me van reenviando. Les escriben sus abogados o “representantes legales”, les llega una demanda judicial, reciben un burofax, o sencillamente se encuentran con un recadito en el whatspp. En todos ellos dicen lo mismo: O retiras lo que dices de mí, o lo pagarás caro.
Evidentemente, eso ha conseguido que algunas —otras, no— de las mujeres que estaban decididas a denunciar se hayan echado atrás, pero me parece que tiene poco recorrido ese esfuerzo macho. Puede ser que tú, hombre poderoso, o famoso, o rico, o todo lo anterior a la vez, consigas callar a una o un puñado durante un tiempo, pero no dudes que la voz de las mujeres acabará escuchándose. Porque somos todas: aquellas que se relatan en las redes, más las de los chats de amigas y compañeras, más las que van ante un juez y denuncian una y otra vez, más aquellas que acuden a los medios de comunicación, vías aún frustrantes y dolorosas, sobre todo las dos últimas.
Me viene a la cabeza la consigna de “yo no quiero ser valiente, quiero no tener miedo”. Pero tenemos miedo, y hacemos bien en tenerlo. Hemos visto el castigo que reciben las que hablan poniendo el cuerpo, sabemos de Nevenka y de Mouliaá, sabemos el horror contra la víctima de la manada de Sanfermines, el ensañamiento contra las feministas con perfil público, lo sabemos todo. Y aun sabiéndolo, no han logrado callarnos. Porque somos valientes, ferozmente