Salir de la OTAN: una necesidad y una urgencia histórica para las clases trabajadoras del estado español
No hay más alternativas. O salir de la OTAN de inmediato y expulsarla de nuestra economía y del control sobre nuestro dinero público, o volver a los tiempos crueles de la austeridad
Es un hecho que desde su creación hace 76 años, los países europeos que han formado parte de la OTAN no han sido más que súbditos y vasallos de un imperialismo capitalista, saqueador y depredador, que ha tenido a los EEUU como potencia hegemónica/imperial.
Con su integración en la OTAN, los estados europeos entregan su soberanía militar y su soberanía en política exterior a los mandatos y a la defensa de los intereses de los EEUU. Con su integración en la OTAN, los países europeos se han visto forzados a defender los intereses de los EEUU en el mundo, incluidos sus intereses en el propio continente europeo, como se ha visto y se sigue viendo en el caso de la guerra de Ucrania, incluso cuando tales intereses son contrarios a la defensa de los intereses propios.
Los países europeos han impulsado una guerra, en el propio territorio europeo, pese a que con ella han sido los propios pueblos europeos los más perjudicados por las consecuencias de la inflación y por la ruptura de relaciones a nivel energético con Rusia (atentados a infraestructuras clave como el Nord Stream incluidos), mientras las empresas armamentísticas y petroleras de los EEUU han sido enormemente beneficiadas.
Los países europeos renegaron desde el primer día del uso de la diplomacia como forma de resolver esta guerra, y lo apostaron todo a la ayuda militar a Ucrania, al envío de armas continuado, y al aumento del gasto militar para financiar tal ayuda.
Así, una guerra que se podía haber terminado en 2022 si EEUU y UK no lo hubieran impedido boicoteando la posibilidad de acuerdo entre Ucrania y Rusia, y empujando a Ucrania a combatir hasta las últimas consecuencias, se ha mantenido activa hasta el día de hoy, con los países europeos cada vez más volcados en la financiación y el mantenimiento militar de la misma, y cobrándose ciento de miles de muertos que se podían haber evitado.
Una guerra a la que ahora además EEUU pretende sacar todavía más rédito económico, geopolítico y colonial, con un acuerdo por el cual EEUU se va a quedar con el control de los principales recursos económicos de Ucrania, y especialmente con el control de sus minerales raros, mientras a Europa, por su carácter de vasalla, no se le permite siquiera formar parte de las negociaciones para el fin de la guerra entre Rusia y los EEUU. Es el colmo para la política de vasallaje a los EEUU que defienden todos los países de la UE.
La pertenencia a la OTAN ha convertido así a los países europeos, y a la propia UE, es evidente, en un actor geopolítico sin capacidad de poder tomar sus propias decisiones estratégicas y con cada vez menos peso y menos relevancia en el nuevo mundo multipolar que está naciendo; convertidos en un mero apéndice, en el tablero internacional, de un imperio en decadencia, y en proceso de pérdida de hegemonía, como el de los EEUU.
La OTAN ha impuesto también aumentar el gasto militar, y en consecuencia a ello tenemos ya el compromiso de este Gobierno
Todo esto es algo, claro, que cualquier persona antiimperialista ha sabido desde hace décadas, pero que ahora, con la llegada de Trump de vuelta al poder y las decisiones que está tomando respecto de Ucrania, así como la ratificación de los países europeos en continuar con su dinámica de Régimen de guerra y, por tanto, por mucho paripé que hagan de cara a la opinión pública, continuar con su sometimiento de Trump y a la OTAN, está quedando total y plenamente de manifiesto a los ojos del mundo entero. Y solo por ello habría ya razones más que fundadas para abandonar de inmediato esta organización.
Pero si además de convertir a nuestro Estado en un mero súbdito del imperialismo de los EEUU, anulando nuestra soberanía en materia militar y en política exterior, nuestra pertenencia a la OTAN implica también una serie de compromisos a nivel de gasto en ayuda militar a Ucrania y en aumento del gasto militar, que cercenan igualmente nuestra soberanía económica y presupuestaria, y que ponen seriamente en riesgo nuestro estado del bienestar actual, nuestra salida de la OTAN se convierte directamente en una urgencia y en una necesidad histórica si queremos garantizar nuestra seguridad, el futuro de nuestras vidas al amparo de nuestro sistema de protección social y nuestro estado del bienestar.
La OTAN acordó durante sus Cumbres de 2022 (Madrid) y 2023 (Vilna, Lituania) que todos los países miembros debían garantizar el envío de armas y un apoyo económico a Ucrania para el desarrollo de la guerra, y los países europeos así lo obedecieron. Así, vimos al Presidente Sánchez reconocer en una rueda de prensa junto al Presidente Zelensky, celebrada en Mayo de 2024 en Madrid, y en la cual se anunciaba el acuerdo bilateral entre España y Ucrania por el cual España garantizaba a Ucrania el gasto de 6000 millones de euros en ayuda militar desde ese momento al año 2027, afirmar, como dato justificador, que el acuerdo que se estaba presentando allí era fruto de los mandatos emanados de la OTAN.
La OTAN ha impuesto también aumentar el gasto militar, y en consecuencia a ello tenemos ya el compromiso de este Gobierno, pese a que en términos presupuestarios el Estado Central ya gasta más dinero en Defensa que en Sanidad, Educación y Cultura juntos, de más que duplicarlo de aquí al año 2029 en un primer momento, y después otro nuevo compromiso de incluso acelerarlo más. Así en tres/cuatro años, ya ha sido confirmado por el Gobierno, el presupuesto oficial para defensa pasará de 17.523 millones de euros a 36.560. Eso supondría llegar al 2% del PIB. Pero lo cierto es que esa es una cifra que no parece tampoco definitiva, teniendo en cuenta que Trump está pidiendo aumentar tales gastos hasta el 5% a los países de la OTAN, y que desde la propia OTAN se habla ya de un mínimo del 3%. Es decir, otro aumento “extra” de entre 18.000 y 55.000 millones aún más.
Todo ese dinero es un dinero que, obviamente, se sacará de lo que se dejará de invertir en hospitales, escuelas, sistema de cuidados, protección social, servicios públicos, etc. Lo que supondrá la vuelta de la peor política de austeridad, la implementación de graves recortes, el debilitamiento del estado del bienestar y, en consecuencia, una grave amenaza para la verdadera seguridad: la seguridad existencial y de cobertura social para la ciudadanía.
Es algo tan obvio que ya hasta el diario oficial del Gobierno y del PSOE, el que les hace de altavoz para dar todos sus mensajes propagandísticos, el diario El País, nos lo está diciendo para que luego no nos pille a nadie de sorpresa: más gasto militar es irremediablemente igual a menos inversión social; a menos y peor estado del bienestar.
La salida de España de la OTAN es una necesidad y una urgencia histórica
Así, con la excusa de la guerra y por mandato de Trump, la OTAN se han convertido de facto en un “hombre de negro” que dicta ya de manera obligada parte de nuestras políticas económicas y presupuestarias, y que nos obliga con ello a destinar cada vez más dinero público a invertir en armas y en ayuda militar a un país para que siga en guerra, en lugar de en blindar la verdadera seguridad que es la que nos proporcionan los servicios públicos y las políticas de protección social. Hoy día, a través de la OTAN, como en su momento ocurrió con La Troika, estamos intervenidos política, económica y presupuestariamente. El actual Gobierno supuestamente de izquierdas, con sus compromisos firmes en aumento del gasto militar ya anunciados y en desarrollo, y sin haber siquiera aún pasado por el Congreso para su debate y aprobación, ha permitido que Trump y la OTAN sean nuestros nuevos “hombres de negro” y que volvamos a tener una economía parcialmente intervenida, que como ya ocurriese durante el periodo de 2010 a 2018, acabará sí o sí en recortes brutales en el estado del bienestar y en gran sufrimiento para la población trabajadora.
Por todo ello, ya no puede caber la menor duda: España debe salir de forma inmediata de la OTAN, debe cerrar las bases militares que EEUU tiene en nuestro territorio, y debe dejar de someterse a los mandatos del fascista de Trump y de la OTAN que nos están obligando a, como mínimo, duplicar el gasto militar en detrimento de nuestro estado del bienestar.
No hay, pues, más alternativas: o salir de la OTAN de inmediato y expulsarla de nuestra economía y del control sobre nuestro dinero público, o volver a los tiempos crueles de la austeridad, los recortes y la inseguridad existencial como único futuro para las clases trabajadoras de nuestro Estado. La salida de España de la OTAN es ya, como he dicho antes, una necesidad y una urgencia histórica. O será, a su costa, nuestro estado de bienestar el que sea progresivamente desmantelado y expulsado de nuestras vidas.