La periodista especializada en Oriente Próximo y derechos humanos, hace un análisis en La Base de las implicaciones que puede tener la orden de desplazamiento forzado de Trump
El pasado 4 de febrero, Trump recibía en la Casa Blanca al mandatario israelí, Benjamín Netanyahu, y comunicaba su intención de expulsar a 2 millones de palestinos de Gaza con el objetivo de convertir la franja en “La Riviera de Oriente Próximo”. En una de sus declaraciones más recientes, Trump defendía: “Se pueden hacer cosas fantásticas en Gaza. La gente que vivía ahí, que la mayoría están muertos, no es que lo gestionaran bien”.

Olga Rodríguez nos explica que esta decisión es la contrapartida esperada de que Israel aceptase el alto al fuego exigido por Trump. Además, sostiene que no es una decisión que deba sorprender a nadie, teniendo en cuenta las acciones del gobierno anterior: “No es algo que empieza hoy, lo llevamos viendo 15 meses con Biden, que legitimó las masacres y puso los medios para que ocurrieran”. La periodista cita entonces a Noura Erekat, activista: “Trump ha quitado la careta a EE. UU., los demócratas prepararon el terreno. No se puede querer evitar el fascismo en casa, y preservar el imperio en el exterior”.
Rodríguez hace énfasis en la falta de responsabilidad de la comunidad internacional y en especial de los gobiernos europeos: “La comunidad internacional tiene que actuar de manera inmediata, no pueden quedarse al margen como han hecho hasta ahora”. Defiende que hay medidas que se pueden y deben tomar al respecto: “Existe un dictamen de la Corte Internacional de Justicia del pasado mes de julio, a través del cual se denomina ilegal la ocupación. Además, establece que los miembros de las Naciones Unidas tienen que suspender de manera inmediata comercio e inversiones que puedan contribuir a la ocupación.” Hasta el momento, los países no han tomado medidas para que esto sea efectivo y tampoco se ha retirado a Israel de la Asamblea de las Naciones Unidas.
La periodista argumenta que no hace falta ser experto en historia para conocer el objetivo del gobierno de Natanyahu: “Ellos mismos lo han verbalizado. Quieren una segunda Nakba”.
En los últimos 30 años, Israel ha recibido una ayuda anual fija de unos 3.600 millones de dólares anuales, lo que supone la mayor ayuda militar en el extranjero de EE.UU., además de los paquetes adicionales que han ido enviando. Rodríguez define la estrategia estadounidense como el “negocio de la ocupación”: “Estamos ante un negocio en sí mismo, un fin. Lo vimos también en Irak, tras la destrucción llegó la reconstrucción por medios privados estadounidenses” Argumenta que en Gaza se está siguiendo el mismo patrón: “Tras la devastación, permitida y facilitada por el gobierno anterior, llega la posibilidad de negocio de la llamada eufemísticamente “construcción”. Es intervencionismo y saqueo”. Para ella Gaza es un “laboratorio” para otros posibles saqueos posteriores, que debemos temer principalmente en el Sur Global.
Rodríguez finalizó su intervención con una frase del novelista árabe Omar El Akkad: “Un día, cuando sea seguro, cuando no haya ningún inconveniente personal en llamarlo como es, cuando sea demasiado tarde para responsabilizar a alguien, todos siempre habrán estado en contra de esto”.