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Pensamiento Crítico. El deporte y sus bulos fascistas

 


Ante la celebración del partido entre el Baskonia y el Maccabi de Tel Aviv siempre he defendido que el boicot más contundente sería impedir su celebración, tal y como ahora lo exige el colectivo Palestina Elkartasuna. Otros años, esta postura me ha costado alguna discusión con los partidarios de protestar durante el partido, enarbolando banderas palestinas o lanzando consignas contra del genocidio. Lo cierto es que, a pesar de esos grandes momentos solidarios, el partido se celebraba con un Buesa Arena repleto de aficionados y, al día siguiente, lo que de verdad prevalecía era la noticia deportiva de quién había ganado y cómo se había jugado. De este modo la participación de Israel, un estado criminal equiparable a la Alemania de Hitler, se normalizaba como si tal cosa en una liga internacional. Mientras, en Palestina, el ejército sionista asesinaba con toda impunidad, la misma que tienen los que, en la CAV, no impiden que el 7 de febrero, el Maccabi vuelva a cubrir de ignominia el Buesa Arena: Baskonia, Ayuntamiento, Diputación, Gobierno Vasco y, también, la afición que todavía cree el bulo fascista de que el deporte y la política son asuntos diferentes. Lo mismo dijeron en 1936, cuando Hitler organizó la XI Olimpiada y resultó ser la mejor operación propagandística del III Reich.