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El modelo rentista compartido por el bipartidismo #ElCierre

 No hay dos modelos en choque entre PP y PSOE, sino que hay un modelo en choque contra las medidas de maquillaje e insuficientes que perpetúan ese modelo rentista



Lluvia de medidas. Lluvia de propuestas. Lluvia de ideas. En las últimas horas tanto el Partido Popular como el Partido Socialista han presentado sus medidas de cara a paliar la emergencia que supone el acceso a la vivienda en España. En El Tablero hemos sido enfáticas sobre lo que supone que la vivienda en este país sea asumida como un bien de mercado (Ábalos dixit mientras ocupaba un cargo ministerial sin que nadie le desmienta), como un problema cuya resolución pasa por política de ladrillo como prioridad –es decir, construir más vivienda– o como un tema donde se puede deslindar de responsabilidades directas apelando a las competencias autonómicas cuando sabemos que hay comunidades autónomas del PSOE que no aplican tampoco su propia Ley de vivienda, como en Castilla La Mancha o Asturias. Es decir, hablamos de un problema estructural y transversal cuyos responsables se encuentran en ambos espectros del repertorio bipartidista. Y esta es la clave importante que hoy ni se ve ni se la espera.

Resulta especialmente preocupante que, en la gran mayoría de medios de comunicación, la vivienda sea abordada como un tema que supone hoy un choque de modelos que se reduce a dos opciones: el PP y el PSOE. Es decir, el bipartidismo a toda potencia. Y resulta preocupante por dos motivos. El primero: porque no es verdad que sean los únicos “modelos” posibles; hace demasiado tiempo que las organizaciones de vecinos, el Sindicato de Inquilinas o las plataformas antidesahucios llevan planteando medidas concretas y específicas sin ser oídas ni mucho menos consideradas por estos dos partidos. Desde las organizaciones se ha levantado una bandera específica que señala el problema real: el modelo rentista. Y por eso la apuesta por una huelga de alquileres resulta la mejor medida de presión popular ante unos rentistas que no sólo se lucran con un derecho, sino que cuentan con apoyos en el poder económico, político y mediático de España. Como vemos, no hay dos modelos en choque entre PP y PSOE, sino que hay un modelo en choque contra las medidas de maquillaje e insuficientes que perpetúan ese modelo rentista y esta es la segunda razón por la cual preocupa el marco bipartidista en materia de vivienda que corre a todo vapor esta mañana por los platós de televisión y las tertulias radiales: ¿son realmente dos modelos en choque el del PP y el del PSOE en materia de vivienda?

Empezaré por citar a Javier Ruiz, que desde Cadena SER plantea, a mi juicio, la clave para entender lo que quieren hacer con la vivienda ambos partidos: “hay terreno para un Pacto de Estado en materia de vivienda”, dice Ruiz, y sigue “porque el PSOE te está hablando de mover impuestos y de bonificaciones y penalizaciones fiscales, y es lo que también está diciendo el PP. Pero es que lo que ha propuesto el PP, en algunos casos, es lo que ya ha aprobado el Partido Socialista”.  Fin de la cita. Que desde Cadena SER –un espacio que, como sabemos, guarda estrecha relación y colaboración con el PSOE y con Moncloa– se hable abiertamente de un Pacto de Estado posible nos habla de la similitud de las medidas, es decir, de la ausencia total de choque ideológico entre las propuestas más allá de los matices entre algunas de ellas. El choque es, pues, performativo. El desencuentro es parte del habitual teatro, ahora más encendido, al que asistimos desde hace meses entre ambas formaciones donde no falta la discusión acalorada frente a cámaras, pero siempre hay acuerdos posteriores. Peor aún, acuerdos donde la cesión del PSOE, hoy en el Gobierno, supone darle ventajas comparativas evidentes al Partido Popular ultraderechizado en las formas y el fondo. ¿Qué fue si no el reparto del Consejo General del Poder Judicial que hoy sabemos que beneficia el peso del PP dentro de dicho órgano? Todo bien con denunciar la utilización de la justicia para golpear a adversarios políticos, pero lo suyo sería aplicar medidas concretas que penalicen a los jueces reaccionarios que prevarican y se saltan sus facultades, algo que hoy no sólo no se puede hacer por ese pacto de reparto del CGPJ, sino que este mismo ha terminado por dar más alas al garantizar impunidad para estos impresentables togados.

En la misma línea, se ve que la intención es plantear medidas que se contrapongan de forma comunicativa, pero que en ningún caso atajen el verdadero problema de vivienda. Sin embargo, en la prensa nos dicen que, por si acaso, hay un gran choque de modelos cuando lo que vemos son tesituras distintas de medidas tan parecidas que, como dirían en la SER, podrían concluir en un gran Pacto de Estado entre el bipartidismo. Si ya anticipan esta posibilidad es que en realidad no hay distancia porque no hay dos modelos. Ni la construcción de más viviendas ni las penalizaciones fiscales son medidas que en sí mismas acaban con un problema que merece otra valentía. Tampoco lo hará el anuncio de una empresa pública con poca concreción o cuya concreción se limita nuevamente a la maravillosa tarea de construir en lugar de expropiar lo que ya está construido y vacío o las casas de los bancos que sabemos bien que las mantienen fuera del mercado para especular con ellas cuando el precio les conviene.

La urgencia de atajar el tema de vivienda hace de este 2025 un año especialmente relevante. Lo primero es bajar por ley inmediatamente los alquileres, ¿lo proponen en el bipartidismo? No. Porque ojo, no hablamos solo de toparlos ahora mismo, sino de bajarlos primero por ley y luego, por supuesto, establecer topes concretos, inmediatos y sin excepciones. Además, por supuesto, prohibir que los fondos buitre puedan comprar vivienda, algo que lo mismo no le gusta al ministro socialista Óscar Puente quien aplaudió que Blackrock, uno de los mayores fondos buitre, entrara con 60 mil millones en la economía española. Pero, sobre todo, la clave es disputar el modelo, variar el modelo, cambiar del todo el modelo rentista que no hace otra cosa que expresar la lucha de clases en beneficio de los pocos que se lucran con la vivienda frente a la gran mayoría que no puede literalmente pagarse un techo para vivir y, si puede, está cada mes a punto de perder su casa o, como bien dicen en el Sindicato de Inquilinas, son desahuciados de facto cada cinco años con aumentos estratosféricos del precio de la vivienda.

Y si hablamos de cambiar el modelo realmente, hay también que ilegalizar a las escuadras fascistas que desahucian a la gente vulnerando un derecho a la par que gozan de impunidad gracias a elementos de la Policía, la judicatura y la política. ¿Acaso el bipartidismo propone ilegalizar a los nazis de Desokupa que no solo amenazan nuestros barrios, sino que destrozan la vida de nuestros vecinos al sacarlos de sus casas con humillación y crueldad? Esto es atajar el problema de vivienda y, por cierto, enfrentar a la ultraderecha que está también organizándose en torno a la vulneración de los derechos de forma bestializada como ya lo hace el modelo rentista. El pacto entre el modelo rentista y el fascismo es evidente. Ese mismo pacto que hizo que creyeras que la okupación era un problema cuando el problema siempre ha sido de especulación y punto. Punto. El modelo rentista entonces se vence también enfrentando a las Ana Rosas, Grissos, Terradillos, Indas y Ferreras. ¿Lo propone el bipartidismo? Ya les digo yo que no.

Hablemos entonces de la vivienda, pero en serio. El modelo del PP y del PSOE puede acabar en un Pacto de Estado, es decir, en continuar el modelo rentista. La verdadera alternativa no está en el bipartidismo en este momento, sino en las calles, y la huelga de alquileres es la vía. Aquí no vamos a demonizar una medida de justicia social y popular porque aquí tenemos conciencia de clase. Hasta mañana.