Tras la retirada de Cuba de esta lista, solo quedan tres países que, según el Departamento de Estado (EEUU), "patrocinan el terrorismo": Corea del Norte, Irán y Siria
En vaivén se sigue moviendo la postura política del gobierno de Estados Unidos respecto a Cuba en la última década. Desde el acercamiento de Obama con su histórica visita a La Habana en 2016 hasta el asedio económico de Trump con más de 200 nuevas sanciones y la retirada de personal diplomático; desde la inamovilidad casi absoluta de toda la administración Biden hasta la decisión, en su última semana, de sacar a Cuba de la «lista de países patrocinadores del terrorismo».

Cuba entra y sale de la lista a merced de intereses internos del lobby político de Estados Unidos en cada administración. No hay un patrón a seguir, ni siquiera pruebas que indiquen que Cuba realiza este patrocinio. Cuba es miembro del actual Consejo de Derechos Humanos de la ONU y ha sido signataria de varias convenciones internacionales contra el terrorismo, como la Convención Internacional para la Supresión de la Financiación del Terrorismo, adoptada en 1999.
En 1982, Cuba fue añadida por Ronald Reagan a la lista de países patrocinadores del terrorismo por supuestamente apoyar movimientos revolucionarios en América Latina y brindar refugio a fugitivos de la justicia estadounidense.
En 2015, durante la presidencia de Barack Obama, Cuba fue retirada de esta lista tras una revisión exhaustiva que concluyó que no había evidencia actual de apoyo al terrorismo internacional por parte de Cuba. Este fue un hito clave en el inicio del proceso de normalización de relaciones entre ambos países.
Más tarde, en 2021, durante los últimos días de la administración Trump, Cuba fue reintegrada a la lista, una decisión ampliamente vista por críticos como un acto de represión política más que uno basado en evidencia tangible de "apoyo al terrorismo". Desde Washington argumentaron que Cuba acogía a líderes de la guerrilla colombiana ELN y a fugitivos estadounidenses, aunque estos argumentos fueron cuestionados por muchos analistas y la comunidad internacional.
La razón para que Trump volviera a incluir a Cuba en esta lista fue la garantía diplomática ofrecida por el gobierno de La Habana para mediar en los diálogos de paz entre el gobierno de Colombia y las guerrillas; a petición del expresidente colombiano Juan Manuel Santos. ¿No es un proceso de paz absolutamente contrario a patrocinar el terrorismo?
A pesar de ello, el siguiente presidente de Colombia –en aquel entonces– Iván Duque insistía a Trump para que tomara medidas con respecto a Cuba por ser garante en las conversaciones de paz; y Trump, por su parte, necesitaba la más mínima excusa para jugar su carta, y así lo hizo.
Ante esto, la crítica y la exigencia del actual presidente de Colombia, Gustavo Petro, ha estado presente desde el primer día de su mandato:
«Se traicionaron los acuerdos previos firmados en forma de protocolos por los países de Colombia, Cuba y Noruega. Le pedimos al Gobierno de Estados Unidos que cese esa injusticia cometida entre el gobierno de Duque y Trump, porque lo único que hizo Cuba fue ofrecer un espacio para que hubiera finiquitado un proceso de paz».
Si ya para Cuba tener un embargo económico que se le impone desde 1962 es una limitante representativa para su economía; ser parte de la "lista de países que patrocinan el terrorismo" le impedía, aun más, encontrar alternativas económicas, al cerrarse la mayoría de las puertas en el circuito empresarial y bancario internacional, tanto al Estado como a la ciudadanía.
Otros mandatarios de América Latina que han solicitado y pujado para que se revierta definitivamente esta decisión han sido el expresidente mexicano López-Obrador, el presidente brasileño Lula da Silva y el presidente actual de Chile, Gabriel Boric, quien dijo al intervenir en el 78° período de sesiones de la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas en 2023:
«En esto quiero ser muy claro, declarar que Cuba es un país que promueve el terrorismo no solo es falso, sino que nos violenta»
¿Qué revierte ahora la administración Biden?
En un giro de último round de la política exterior de los Estados Unidos, el presidente Joe Biden ha anunciado una serie de medidas destinadas a suavizar las relaciones con Cuba, incluyendo la eliminación de Cuba de la lista de patrocinadores del terrorismo.
Estas decisiones, tomadas este 14 de enero de 2025, han sido vistas como un intento de cerrar su mandato con un gesto de apertura hacia La Habana.
Gustavo Petro afirmó que «Estados Unidos tiene dos maneras de relacionarse con América Latina, o dialogando con la diversidad o imponiendo con la fuerza»
Entre las medidas se incluyen la eliminación de Cuba de la «Lista de Patrocinadores del Terrorismo», la suspensión de una provisión del Título III de la ley Helms-Burton que permitía a los cubanoamericanos demandar en cortes estadounidenses causas por propiedades nacionalizadas al triunfo de la Revolución Cubana, y el levantamiento de sanciones a empresas cubanas que estaban "prohibidas" por un "memorando de seguridad nacional" aprobado por el entonces presidente Trump en julio de 2017.
El gobierno de Biden ha anunciado que toma la decisión porque Cuba "no ha ofrecido apoyo al terrorismo internacional en los 6 meses precedentes" y "ha dado garantías de que no apoyará actos de terrorismo internacional en el futuro", según reza un comunicado oficial.
Al enterarse, Gustavo Petro afirmó que «Estados Unidos tiene dos maneras de relacionarse con América Latina, o dialogando con la diversidad o imponiendo con la fuerza». Además, felicitó a Biden por «buscar siempre el dialogo con la diversidad latinoamericana. Levantar bloqueos así sea parcialmente es un gran avance».
Ante esto, ahora puede existir un mayor flujo de inversiones y comercio que podrían beneficiar la economía cubana en medio de una crisis social aguda; aunque es importante recordar que la mayoría de las sanciones siguen vigente, así como la política del embargo, por lo cual parece imposible que, al menos por ahora, empresarios de Estados Unidos y otros países del mundo se interesen por los negocios en la isla ya que el momento es volátil e inseguro.
La reacción desde La Habana no se hizo esperar: «Es una decisión en la dirección correcta, aunque tardíamente y con alcance limitado. Siguen en pie el bloqueo y la mayoría de las medidas extremas que se pusieron en vigor desde 2017 para asfixiar la economía cubana y provocar carencias a nuestro pueblo», expresó en su cuenta de X el presidente cubano Miguel Díaz-Canel.
La profundidad de este cambio va a depender, en gran medida, de la respuesta de la próxima administración estadounidense, especialmente si Donald Trump decide volver a incluir a Cuba en esta lista. No está de más recordar que su anunciado secretario de Estado es Marco Rubio, un político de origen cubano muy violento y agresivo con La Habana durante su carrera.
El uso de la lista para sancionar a países por razones políticas más que de seguridad ha sido criticado por socavar la credibilidad de este mecanismo, destinado originalmente a luchar contra el terrorismo global de manera efectiva y ahora como una forma de ejercer presión política por parte del gobierno de Estados Unidos contra sus "enemigos". Prueba de ello es que el Estado de Israel nunca haya formado parte de esa lista y Cuba sí.
A medida que Estados Unidos y Cuba navegan este nuevo capítulo, la comunidad internacional observará de cerca si estas acciones se traducen en cambios tangibles
Las medidas de Biden hacia Cuba representan un intento de rectificación de políticas vistas como punitivas y sin fundamento, pero también reflejan la complejidad de cambiar décadas de antagonismo en un corto periodo, lo cual ratifica lo necesario y oportuno de un proceso amplio y extendido para normalizar las relaciones entre ambas naciones.
La geopolítica actual, marcada por una América Latina en transición y un mundo donde las alianzas se redefinen, ofrece a Cuba una oportunidad para reintegrarse más plenamente en el escenario internacional. Sin embargo, la verdadera prueba de estas políticas será su sostenibilidad y el impacto real en las vidas de los cubanos y las cubanas, en las dinámicas hemisféricas, por lo cual las decisiones económicas y las alianzas que busque el gobierno cubano serán fundamentales, más bien vitales.
A medida que Estados Unidos y Cuba navegan este nuevo capítulo, la comunidad internacional observará de cerca si estas acciones se traducen en cambios tangibles y si realmente marcan el inicio de una nueva era de cooperación o si son solo un episodio más en una larga historia de fricción y asedio económico por parte del «vecino del Norte» que tienen los cubanos.
Tras la retirada de Cuba de esta lista, solo quedan tres países que, según el Departamento de Estado (U.S.), "patrocinan el terrorismo": Corea del Norte, Irán y Siria.