Saltar ao contido principal

Las hipótesis se confirman en O Val: las fosas comunes están bajo los nichos

 


Un escalofrío recorre el cuerpo –y no debido al viento frío que soplaba este jueves en el cementerio de O Val– al comprobar los resultados del trabajo realizado por los expertos del Histagra en el camposanto naronés. Las excavaciones del equipo de arqueología han dejado al descubierto restos óseos en los que se pueden observar signos de violencia y calzado militar, unos hallazgos que vienen a confirmar –siempre desde un punto de vista preliminar, a falta del análisis posterior– lo que en un principio se creía: que las fosas comunes en las que podrían estar enterrados más de 50 represaliados del franquismo se ubican bajo las sepulturas construidas en la década de los 60.


“Los objetivos de esta prospección se han cumplido. Pretendíamos localizar las fosas y ya habíamos apuntado en marzo la posibilidad de que podían estar debajo de los nichos. Ahora lo que hemos encontrado son varios momentos temporales de enterramiento, uno de los cuales es inequívocamente una fosa clandestina”, explicó el antropólogo forense Fernando Serrulla, que tomó un avión expresamente para comprobar el descubrimiento del equipo. Además de este sector, en el que hay al menos cuatro personas, los investigadores han localizado otra zona en la que hay restos “que poderían ser dalgunhas víctimas que buscamos, pero que non se pode determinar sen poder completar a escavación, debido á construción dos nichos”.

En el otro extremo, los trabajos han dejado al descubierto a siete víctimas más “en posicións aparentemente funerarias. En todos, salvo en un, parecen observarse sinais de violencia no cranio”. El equipo del Histagra remarca la imposibilidad de avanzar más en la investigación sin exhumar lo que queda bajo las sepulturas, “considerando que se traballou ata onde se puido, tratando de manter unhas condicións de seguridade óptimas”.


A este respecto, Serrulla añadía que “en alguno de los casos estamos viendo solo los pies. Nosotros necesitamos excavar todo para tomar decisiones. Eso será otra fase completamente diferente de en la que estamos ahora”.


Para que se lleve a cabo, se necesitará el consentimiento de las familias propietarias de las sepulturas, del dueño del camposanto y el apoyo del Consistorio naronés –intermediario, por ejemplo, para facilitar nuevos nichos a las personas enterradas sobre la fosa–.



 

 


El runrún de que había sido localizada llevó a algunos vecinos de O Val a acercarse hasta el camposanto para comprobar in situ los trabajos de excavación. Una vecina, que aprovechaba para adecentar algunas sepulturas escoba en mano, comentaba que “me parece bien que traten de recuperar a la familia. Lo que me da pena es que ya queden pocas generaciones que sepan lo que pasó. Yo tengo cerca de 70 años y no sé si tengo que reclamar a alguien o no que haya muerto en esa guerra”.


Hasta el cementerio de O Val se desplazaron también familiares de algunas de las víctimas y miembros de la Asociación Memoria Histórica Democrática, que recibieron la noticia de los hallazgos con una mezcla de emociones.


“Os detalles só se poderán saber cando se escave máis. O que está claro é que mataron a 34 nunha noite”, comentaba Xosé Manuel Suárez, uno de los historiadores que logró –junto a Bernardo Maiz– crear la lista de los asesinados por el franquismo en la comarca. A esa treintena perteneciente a las dotaciones del acorazado “España” y del “Contramaestre Casado”, habría que sumar a los 10 tripulantes del vapor “Dómine”.


“A importancia disto é que é a fosa orixinal, que non se tocou porque é a primeira vez que se abre. Isto, en arqueoloxía, é como abrir un libro”, añadió Suárez.

 

Emociones

Este exhaustivo proceso contó con momentos de incertidumbre, ante la falta de avances en estas últimas jornadas. Así lo explicó a este Diario Rui Da Silva, enterrador del cementerio de O Val que se incorporó a los trabajos del equipo del Histagra. “Empezamos a atopalos antonte. Un compañeiro e máis eu comezamos sen pensalo a baixar un pouco máis, ata os 1,30 metros e foi cando empezamos a atopalos. Foi por pura casualidade”.


Por su parte, Estefanía Pérez –nieta de Manuel Fernández Arias, cabo del acorazado “España”– se acercó también junto a su hermano para ver en primera persona el hallazgo. “Onte [por el miércoles] xa me acheguei cando mo trasladaron. Quedei moi impresionada. Agora estou moi contenta pero onte estaba cabreada, non durmín nada. Ver todo isto, tan cruento, cos peíños das persoas, os cráneos...deixa moi mal corpo. O que está claro é que agora non poden dicir que non están aí. É máis que evidente”, declaró visiblemente emocionada.

 

 

 

 

 

 “Agora toca esperar que medidas atopa o Concello de Narón para dárlle ás familias dos nichos que hai enriba. Eu o que quero é que o meu avó descanse coa miña nai en Catabois e os demais teñan, por fin, un descanso digno", remarcó. “Vexo as fotos que teño  dos seus compañeiros, felices cos seus remos, e me poño tristona, porque foron asasinados por defender un goberno lícito”. 


Pérez aprovechó también para demandar colaboración del Ayuntamiento de Ferrol. “Aquí hai ferroláns enterrados e nin se lles ve nin se lles espera”, lamentó.