foto: Macrón en la Iglesia de la Santa Cruz.
Quien apoya el holocausto de un pueblo no puede ser considerado a la vez, defensor de los derechos humanos. Mire por donde se lo mire se trata de una actitud contra natura.
En ese marco, resulta vergonzoso que ahora venga Macrón y se quiera lavar la cara de lo que realmente es, fingiendo tristeza por las y los desaparecidos de origen francés en Argentina. Nada menos que él, quien apoya con armas y declaraciones al Estado terrorista de Israel y no se inmuta por el genocidio del pueblo palestino. Macrón, el mismo que persigue a los musulmanes en Francia, quien mantiene en prisión a revolucionarios como Georges Abdallah y Carlos Illich Ramírez. Macrón, quien ha enviado a sus cuerpos represivos una y otra vez a golpear brutalmente, o a disparar a los ojos de los manifestantes franceses, tanto sean trabajadores que peleaban por sus reivindicaciones, o manifestantes solidarios con la causa palestina, como ha ocurrido esta misma semana. Macrón, que no titubea en elogiar calurosamente a Milei “por reducir la inflación”, o que mantiene tropas francesas de ocupación en Africa, salvo en países como Niger o Burkina Faso, donde el levantamiento de esos pueblos las han expulsado, denunciando el descomunal despojo de sus riquezas por parte del imperio francés. Macrón, soldadito de la OTAN a los pies de Washington en todo lo que hace a llevar a cabo la guerra contra Rusia defendiendo al nazisionista Zelensky. Macrón, islamófobo, rusófobo y falso progresista que no deja de alinearse política, económica y militarmente con el imperio occidental, enemigo de nuestros pueblos.
Esta semana, este mismo Macrón, visitó ese icono de la resistencia contra la dictadura militar argentina que fue la Iglesia de la Santa Cruz y trató de convencer a propios y ajenos que no es quien es, evocando a nuestros 30 mil detenidos-desaparecidos, posando en la foto con familiares y referentes de derechos humanos. Es doloroso que esto ocurra, sin que nadie se anime a cuestionarle que él, con su presencia en ámbitos solidarios, ensucia la lucha de una militancia que dio su vida por defender una causa similar a la que el mandatario francés reprime en su país y fronteras afuera, en el marco de la OTAN.
Está bien que vivamos épocas difíciles y de mucha confusión, pero no vale todo lo mismo. En nombre de la verdad, Macrón debería ser declarado persona no grata para las y los luchadores argentinos.