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Mate al Rey 162. En una edición especial de nuestro programa post Fiestas Patrias, abordamos el significado del discurso del Arzobispo de Santiago, Fernando Chomalí, quien bajo el formato de homilía en el tradicional «Te Deum» de la Iglesia frente a las principales autoridades del Estado, sostuvo la necesidad de un amplio acuerdo de todas las fuerzas políticas que ponga de relieve a la seguridad y la lucha contra lo que llama «gérmenes de corrupción». Al respecto hemos de decir que llama la atención que la Iglesia pretenda incorporarse al debate político llamando a un acuerdo donde ya existe un completo acuerdo de todas las fuerzas políticas.

En efecto, todas las fuerzas políticas del régimen con representación parlamentaria y sus instituciones —desde el Acuerdo por la Paz— propalan por lo medios la idea de que el principal problema nacional es el de la seguridad. Se trata de una poñútica única de Estado. En la misma línea el Partido Comunista ha llegado a calificar a la seguridad como un derecho humano fundamental y habilitante, sin el cual el resto de los DDHH resultarían meramente declarativos.

En realidad la Iglesia con este llamado, no hace sino pretender salir en auxilio del régimen en momentos que la corrupción de las altas esferas del Estado hace mucho que ha pasado de ser un simple «germen» —como tímidamente describe Chomalí— sino que se presenta como un síntoma de la crisis del régimen que deja a la Derecha en un estado de coma. Esto último debilita la fuerza conservadora al régimen, sin la cual el papel de la «izquierda» aparece en riesgo generando un cuadro similar al que antecedió al levantamiento popular del 18 de Octubre de 2019.

Muy lejos de un inocuo discurso pastoral, Chomali sale a defender al Gobierno, al Parlamento y la institucionalidad, cuadrándose con la política represiva que sustenta uno de los mayores ataques al pueblo trabajador después de 1990.

Es ilustrativo que siendo Chomalí un conocido hombre de derecha reivindique al Gobierno de Boric, a su Ministro de Interior y hasta al subsecretario Monsalve, dando un claro espaldarazo al principal capital político de la burguesía al día de hoy: el progresismo de la llamada «nueva izquierda».

Finalmente, resaltamos la necesidad de que la izquierda que se reclama de los trabajadores y de la revolución social, tenga la capacidad de enunciar con claridad la lucha en contra de Boric y el conjunto del régimen capitalista (de Derecha a Izquierda), levantando las banderas históricas del pueblo trabajador. En este último punto resulta especialmente importante plantear la defensa de las reivindicaciones sociales y derechos democráticos en choque con la institucionalidad democrático burguesa. En momentos en los que el conjunto del pueblo rechaza la institucionalidad del régimen —que de democrático no tiene más que elecciones periódicas— es imprescindible apoyar esta tendencia levantando el programa de la revolución social.