Saltar ao contido principal

Los populares tienen la llave del Gobierno y podrán decidir si se unen a los populistas o buscan un tripartito con los socialistas y los liberales o Los Verdes

 BLUDENZ (AUSTRIA) | La extrema derecha ha ganado por primera vez las elecciones generales en Austria con un 28,8% de los apoyos, su mejor resultado histórico y un 12% de papeletas más que las que obtuvieron en los comicios de hace 5 años. Sin embargo, no está tan claro que puedan gobernar.logo lm 1 150x150

El Partido de la Libertad de Austria (FPÖ) solo podrá ocupar la Cancillería austríaca si logra convencer al Partido Popular Austríaco (ÖVP, por sus siglas en alemán), liderado por el actual canciller Karl Nehammer, que ha obtenido un 26,3 % de los votos. Él tendrá la llave de Gobierno, pero podría también pelear por quedarse como canciller con el apoyo de los socialistas y probablemente un tercer partido, Los Liberales o Los Verdes.

La fuerza ganadora de las elecciones es una formación de extrema derecha, euroescéptica y con vínculos con Rusia que ya ganó en mayo las europeas. Y su candidato, el ganador de las elecciones, es Herbert Kickl, un político excéntrico y con reminiscencias nazis a quien los populares ven un riesgo para la seguridad de Austria.

Pero los dos partidos de derechas comparten similitudes en lo que a las políticas se refiere, en especial en materia económica y en política migratoria, con lo que a priori no parecería imposible que Austria tuviera por primera vez un canciller de extrema derecha. Y tampoco sería nuevo que estas dos formaciones colaboraran. El FPÖ ya estuvo en el poder en coalición con el Partido Popular de Austria entre 2017 y 2019, cuando era canciller Sebastian Kurz. Y en aquel Gobierno, el ahora candidato ultra fue ministro del Interior.

Las tres opciones del Partido Popular de Austria

Por el momento, los conservadores mantienen su postura de no favorecer una coalición con Kickl. El actual canciller asegura que no apoyará «los métodos políticos de Kickl» pero cree que «las preocupaciones de los votantes que votaron por el FPÖ deben tomarse en serio». Así es que, a medida que pasen los días, Nehammer podría o bien apoyar al candidato, forzar a la extrema derecha a proponer un candidato alternativo o buscar un tripartito con los socialistas -que podrían haber obtenido el 21 por ciento de los votos- y uno de los partidos minoritarios: los liberales de Neos o Los Verdes, que tienen respectivamente un 9,20  y un 8,30 por ciento de los apoyos.

Los socialistas, como ya pronosticaban las encuestas, han caído a la tercera posición con un 21 % de los votos, aunque en realidad tienen los mismos apoyos que en los anteriores comicios. Su candidato, Andreas Babler, está en la cuerda floja, hasta el punto de que sus compañeros de partido podrían pedirle mañana la dimisión. Sin embargo, él ha tendido la mano a los conservadores para formar una coalición que permita que “Austria no vaya en la misma dirección que Hungría”. Lograr entrar en el Gobierno sería una línea de salvación para los socialistas y probablemente también para su candidato.

Los liberales, en cuarta posición, son junto a Kickl los otros vencedores de la jornada electoral. Han obtenido un punto más y su candidata Beata Meier-Reisinger, la única mujer aspirante a canciller, se ha mostrado dispuesta a explorar las opciones de Gobierno con los conservadores para mantener Austria “en el centro” y desarrollar el país.

Entre los damnificados de la noche se encuentran Los Verdes, actualmente en el Gobierno con los conservadores, que han ido retrocediendo en Austria en las últimas convocatorias electorales. Ahora se sitúan en quinto lugar, con el 8,3 por ciento de los votos y 5 puntos menos que en las anteriores elecciones, por debajo de los liberales de NEOS. Su candidato ha ubicado este retroceso en una tendencia europea y la ha considerado un mandato para seguir luchando, a la vez que se ha ofrecido a colaborar. 

A la espera del resultado de las regionales

Un total de 6,3 millones de austríacos -los mayores de 16 años- estaban llamados este domingo a votar. Han participado un 78 por ciento de los electores que estaban llamados a las urnas. Los colegios electorales han estado abiertos en Viena hasta las 17.00 de la tarde pero en las zonas más rurales del país, como Voralberg, los electores estaban llamados a depositar el voto antes de las 12.00 del mediodía.

En el pequeño municipio de Vandans, donde el Partido de la Libertad gobierna desde hace más de 20 años, votaba Kornelia, de 26, que, en declaraciones a La Marea, ha admitido estar preocupada por la deriva que puede tomar su país. “Creo que es muy importante que todos vayamos a votar hoy y que no votemos por Kickl, sino por otro partido, da igual el que sea, para que él no obtenga este poder, no quede en primer lugar, y que las cosas puedan seguir bien para Austria. Veo el futuro muy peligroso”.

En el pueblo vecino de Bartholomäberg, donde en los últimos días han aparecido pintadas contra los extranjeros, votaba por primera vez Lili, de 16 años. “Estoy un poco nerviosa por ver cómo serán los resultados, no quiero decir a quién he votado pero sí que para mí lo más importante es la defensa del medio ambiente y que todas las personas tengan los mismos derechos. Todas las personas somos iguales; nadie que esté en el Gobierno puede ignorar eso”.

No comparte esa opinión Christian, húngaro-alemán de 39 años, que no ha podido votar porque no tiene la nacionalidad austríaca pero sin embargo apoya a Kickl. “Yo no soy un extranjero. Me siento como en casa aquí, me integro aquí, hablo el idioma, estoy trabajando. No soy extranjero porque soy germánico, soy indogermánico y europeo”, dice con un discurso que, como el de la extrema derecha austríaca, apela a la defensa de los valores tradicionales austríacos para justificar su rechazo a la migración.

Para ver quién y cómo se configura el Gobierno en Austria y si finalmente la extrema derecha llega al poder habrá que esperar a las negociaciones, que estarán seguramente enturbiadas hasta que no se despeje otra incógnita que se abrirá en los comicios regionales. En dos semanas habrá elecciones en la región de Voralberg y más adelante en Estiria. Es probable que hasta entonces no se sepa si Austria se suma a sus vecinos de Eslovaquia y Hungría en el eje prorruso de la Unión Europea o si, por el contrario, los conservadores se unen a los socialistas para mantener al país alejado del extremismo.