La historia de la antigua Astano es uno de los relatos de resistencia más significativos
La historia de la antigua Astano es uno de los relatos de resistencia más significativos, por eso ocupa un lugar especial en “Ferrolterra, onde dá a volta o mar”, la muestra de Diario de Ferrol que se puede visitar hasta final de mes en la plaza de Armas.
Tras la época de bonanza, cuando se botaban los “grandes petroleros” que sorprendieron al mundo, la bofetada que supusieron el veto y la reconversión sumió al astillero fenés en una crisis de la que empezó a recomponerse en 2015, cuando recibió el primer encargo para hacer unas estructuras entonces desconocidas y ahora ya familiares: las jackets.
En los primeros números de este periódico, hace 25 años, todavía era Astano y acudía a ferias offshore en Estados Unidos e incluso recibía la visita del Almirante de la Zona Marítima del Cantábrico, pero su plantilla seguía movilizándose por falta de carga de trabajo y por la negociación de un nuevo convenio, hasta que llegó un ERE en aquel noviembre de 1999 para el 30% de sus trabajadores.
Tan solo un mes antes acababan de botar el “Discoverer Spirit”, el gemelo del “Enterprise” que chocó contra el puente de As Pías. Vendrían años de sequía, de la venta de los terrenos sobrevolando los titulares, hasta que a finales de 2014 la esperanza llegó, literalmente, con el viento.
Navantia e Iberdrola firmaron un acuerdo por 160 millones de euros, de los que 90 se invertirían en el astillero, para construir 29 estructuras con destino al parque eólico marino alemán de Wikinger. Fue el 5 de diciembre de 2015 cuando se terminó la primera. Meses después, el 3 de julio de 2016, la portada de este periódico abría con “Ferrol despide a la primera jacket de Windar”.