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50 años de ‘El fantasma de la libertad’: el Buñuel más reconocible y provocador

 Esta cinta, la penúltima que el gran director aragonés rodó y dirigió en 1974, ha cumplido 50 años desde su estreno. Su iconoclasta y radical desprecio a toda convencionalidad, su rechazo a las ridículas costumbres, dogmas y moral burguesas, la convierten en una obra vigente frente a tanto Disney y cine pensado para devorar palomitas


Ya simplemente su título mostraba la intención de Luis Buñuel a la hora de dejar claras las pretensiones de su relato. Este título es un homenaje a la conocida sentencia de Marx que abre el Manifiesto Comunista y que se cita en el comienzo de la cinta: “Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo”. Si bien es cierto que durante los años 30 el movimiento surrealista se mostró afín al comunismo, en los años 50 muchos surrealistas renegaron de su adscripción a la ideología marxista-leninista, pero en modo alguno pareció afectar esta circunstancia a Luis Buñuel en esta película.

Todos los estudiosos de la obra de Buñuel y los críticos más especializados en el análisis de su obra coinciden en señalar que forma junto a ‘El discreto encanto de la burguesía’ y ‘La vía láctea’ una especie de trilogía con muchos elementos interrelacionados. Es perfectamente posible encontrar entre estas tres películas un nexo común que bien podría definirse una invitación al espectador o espectadora a abandonar la caverna, el oscurantismo, la mediocridad -recuérdese que hablamos en España de la primera mitad de la década de los 70, los años en los que el franquismo, viéndose acorralado por la fuerza de la historia, acentuó con más saña su naturaleza represiva- y orientarle hacia el misterio, misterio no entendido como las estupideces de Iker Jiménez o de los tarotistas de madrugada en la TDT, sino hacia la verdadera concepción del misterio entendido como un camino de exploración hacia la luz, es decir, hacia el conocimiento mediante la vivencia y la comprensión del arte y del inconsciente.

Desde la primera secuencia tenemos ya la primera clave de la orientación que va a tomar el relato: la libertad entendida como un concepto político contradictorio y muy susceptible de entenderse desde la paradoja, como se producía en aquel incomprensible lema que gritaban muchos combatientes contra la ocupación napoleónica en España, “Vivan las cadenas”. Algo que hoy no nos extraña cuando gente como los salvajes de Vox, el loco argentino de la motosierra o Isabel Díaz Ayuso hablan de “libertad” asociándola al totalitarismo ultraderechista más extremo que pueda imaginarse. Estoy seguro que Buñuel jamás imaginó nada más surrealista que ver a fascistas hablando de “libertad”. O tal vez no; Una de las frases más conocidas que se citan en la película de Luis Buñuel de 1968 ‘La Vía Láctea’ es “tu libertad es simplemente un fantasma”.

‘El fantasma de la libertad’ fue una película que suscitó en su estreno una encendida división de opiniones, y si bien parte de la crítica la aplaudió y valoró muy positivamente, otro sector la criticó con dureza y acusó a Buñuel de mostrarse en esta cinta como un cineasta ya en retirada

Esta filosofía va a recorrer los diferentes sketchs que conforman esta película, compartiendo todos ellos ese hilarante surrealismo que es la base de la mentalidad y la concepción estética, literaria y cinematográfica de Buñuel, en el que el azar, como era elemento común a todas las vanguardias revolucionarias de los años 20 del pasado siglo, es protagonista. 

 Aunque los sketchs además del azar, tienen como hilo conductor una ligazón entre cada historia no lineal, lo que refuerza la sensación de estar ante en un escenario plenamente onírico. Tanto en la historia de la pasión amorosa del sobrino por su tía carnal – no me cabe duda que este sketch pudo estar claramente influenciada por la irreverente comedia americana de finales de los 60, ‘Harold y Maude’-, la partida de cartas de los monjes usando como moneda los rosarios, lo cual ya llevaba implícita la crítica a la hipocresía de la cúpula eclesiástica o la necrofílica relación entre un oficial de policía con su hermana muerta, una historia en la cual de nuevo reconozco la posible inspiración para historias como ‘Tamaño natural’ de Luis García Berlanga. Sin olvidar la que fue siempre una de las obsesiones de Buñuel, el fetichismo y las perversiones sexuales, tocando en esta ocasión el tema del sadomasoquismo en el sketch donde esa enfermera que viaja para visitar a su padre enfermo hace una parada en ese hotel rural donde los monjes se juegan los rosarios a las cartas.

Sin embargo, también se apreció por otros críticos la valentía del aragonés a la hora de no dejarse condicionar por ningún tipo de cortapisa

Así como nuevamente la necrofilia, que más allá de la escena del policía, aparece en el primer sketch ambientado como decíamos en el comienzo de este artículo en la guerra de la independencia cuando uno de los soldados franceses besa la estatua de una mujer y es agredido por otra estatua de un hombre, recreando una versión entre cómica e irónica de la leyenda de Gustavo Adolfo Bécquer, “El beso”. A modo de venganza y desagravio por la agresión sufrida, el soldado profana la tumba de Doña Elvira de Castañeda, fornicando con su cadáver. 

No menos impactante es la historia de la niña desparecida pero presente - ¿una reinvención de la angustiante paradoja de ‘El ángel exterminador’?- el comedor cuyos comensales se sientan en tazas de wáter o el “juicio” del asesino en serie condenado a muerte con la mirada atónita del avestruz, que de alguna manera representa la mirada llena de incomprensión y desasosiego del espectador ante el absurdo de la sociedad en la que vive.

 

‘El fantasma de la libertad’ fue una película que suscitó en su estreno una encendida división de opiniones, y si bien parte de la crítica la aplaudió y valoró muy positivamente, otro sector la criticó con dureza y acusó a Buñuel de mostrarse en esta cinta como un cineasta ya en retirada, con poca o ninguna capacidad de reinvención de las claves básicas de sus historias, repetitivo y autocomplaciente. Sin embargo, también se apreció por otros críticos la valentía del aragonés a la hora de no dejarse condicionar por ningún tipo de cortapisa, de denunciar los convencionalismos con mejor o peor fortuna en algunos sketches, pero siempre manteniendo un discurso provocador e irreverente, atacando la hipocresía y las costumbres de las sociedades burguesas, como la española de los años 70.

Más allá de las controversias que suscitó entre la crítica, Lars Von Trier, David Lynch, Quentin Tarantino, Terry Gilliam o Alejandro Jodrowsky entre otros, manifestaron en más de una ocasión su admiración por Luis Buñuel en general y más en concreto por ‘El fantasma de la libertad’. Incluso Emir Kusturica elogió en una rueda de prensa celebrada en Madrid con motivo del estreno de su film  ‘La vida es un milagro’ esta película, asegurando que siempre le sedujo “como era capaz de desafiar las normas narrativas tradicionales y por su enfoque crítico hacia la sociedad, la moral y las instituciones tradicionales”.

Un claro ejemplo de como el cine, concebido como una herramienta de crítica, de invitación a la subversión e incluso de provocación para romper moldes y arquetipos dentro de la propia idea de la realización y la guionización convencional y supuestamente académica. 50 años después, entiendo que sigue siendo una película muy inspiradora.


‘El fantasma de la libertad’ está disponible en YouTube y Filmin.