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Pensamiento Crítico. Grandes sorpresas

 


Revelaciones importantes sobre la situación de la guerra en Ucrania, y (Kursk mediante) en Rusia. Entrevista clave con el experto Hernando Kleimans. Israel y las corporaciones armamentísticas. Irán. Un diálogo esencial con el Gauchito Gil. Estados Unidos: Kennedy junto a Trump. Un informe especial del politólogo Alexander J. Coley. Cono del silencio.

Las tropas ucranianas irrumpieron en la región de Kursk, sobre el oeste de Rusia, el 6 de agosto. En un movimiento sorpresivo se abrieron paso con celeridad cuarteando las formales defensas rusas y capturando varias poblaciones. El ataque, preparado en secreto, abrió un nuevo panorama. Después de 30 meses emerge una novedad y la vamos a analizar sin olvidar el contexto. Hasta ahora Kiev ha bombardeado regularmente con drones refinerías de petróleo y aeródromos rusos. También organizó otros dos ataques terrestres en territorio de la Federación. Sin embargo, fueron incursiones más pequeñas y concluyeron con retiradas rápidas.

A medida que las fuerzas ucranianas avanzaban, Moscú apuntaló sus defensas y el presidente ruso, Vladimir Putin, convocó a las áreas de Seguridad y Defensa para coordinar una respuesta.

El Ejército ruso dijo que estaba enviando más tropas y vehículos blindados para tratar de repeler el ataque. Sin embargo, se esperan medidas más intensas. “Rusia todavía está preparando su reacción”, dijo el general Christopher G. Cavoli, comandante militar de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), en el Consejo de Relaciones Exteriores en Nueva York.

Como era de esperar Putin denunció que “Occidente nos está combatiendo con las manos de los ucranianos”. A partir de allí, los interrogantes surgen en tropel. Por un lado, cabe indagar si la movida puede modificar el cuadro de situación favorable a Rusia -guerra, sanciones, propaganda incluidas- y rediseñar la ecuación. Este periodista piensa que esa opción es poco probable. Luego, vale preguntarse si Kiev conseguirá ralear las fuerzas rusas en el este; también, si los sucesos de Kursk ameritan encuadrarse dentro de lo que se denomina “derrotas tácticas significativas”.

Lo que sí se puede afirmar es que las eventuales negociaciones de paz se alejaron un tranco, más allá de las declamaciones del bloque anglosajón que conduce la alianza atlántica. También que, frente al desánimo extendido y las dificultades económicas europeas, el gobierno de Volodimir Zelensky muestra un motivo para seguir abasteciendo armamentísticamente su deteriorada gestión. Según los medios de propaganda que fingen objetividad en el Norte, “La operación ha ofrecido un impulso moral muy necesario para los ucranianos, cuyas fuerzas han estado perdiendo terreno ante las tropas rusas durante meses”.

Sin embargo, altos funcionarios estadounidenses susurraron que, si bien comprendían la necesidad de Ucrania de cambiar la narrativa de la guerra, eran escépticos sobre su capacidad para sostener el territorio un período de tiempo adecuado para obligar a Rusia a desviar recursos significativos de las líneas del frente en el este y el sur de Ucrania. Se sabe que la Unión Europea (UE) ha brindado “pleno apoyo” a la acción de Kiev, aunque ya no se espera profundidad analítica del vetusto espacio. En cambio, los Estados Unidos y Gran Bretaña apuntaron sutilmente que la incursión no violó sus políticas.

Claro, las fuerzas ucranianas podrían intentar avanzar más, pero eso se tornará muy difícil a medida que lleguen los refuerzos rusos y las líneas de suministro de Ucrania se alarguen. O podrían asentarse en el territorio que controlan y defenderlo con creciente respaldo, pero eso expondría las posiciones ucranianas fijas a cómodos ataques aéreos rusos. O, con realismo tras las continuas pérdidas, podrían resolver que han logrado su objetivo de propaganda armada y retirarse.


Once Championed By Putin, Medvedev Falls Precipitously Out Of Favor | WAMU

LA OTAN EN RUSIA. Uno de los especialistas en la historia y el presente de Rusia es el periodista Hernando Kleimans. Transitó mucho tiempo las calles moscovitas y tiene un nivel informativo insuperable sobre los procesos en marcha. Así que en nuestras Fuentes Seguras recurrimos a su saber para transparentar lo que sucede.

Gabriel Fernández -Los Estados Unidos admitieron que Kiev tiene autorización para emplear su armamento sobre la Federación de Rusia. El vicepresidente de la Comisión Europea, Josep Borrell, indicó a los aliados que faciliten la utilización de sus armas en la misma dirección. ¿Estamos ante una invasión?

Hernando Kleimans -Se trata, claramente, de una invasión o, si se la desea “suavizar”, una proxi-invasión. Desde el momento en que la OTAN (el bloque euroatlántico) suministra armamentos a Kíev y este con ese armamento ataca el puente de Kerch, las refinerías de Voróniezh o Volgogrado, las centrales atómicas de Zaporozhie y Kursk, ciudades como Bélgorod u Oriol, esos atentados no se realizan sin supervisión y control satelital, y sin misiles que son teleguiados. Nada de esa tecnología está en poder de Kíev. Eso no es de ahora. En resumen: tecnología, satélites, “consejeros”, armamento pesado y liviano. Todo es suministrado por la OTAN. Ergo: si tiene cuatro patas y ladra… Por otra parte, este bloque está bastante acostumbrado a invadir per se o por encomienda, sin permiso o con su propio permiso: Yugoslavia, Libia, Afganistán, Siria, el Cuerno de África, y a tomar como propias regiones como Suramérica, Centroamérica, el Mediterráneo, el golfo de Adén, el Golfo Pérsico, el mar de China, etc. Y además mucho quisiera invadir el Ártico, el Caspio y el Mar Negro, Georgia y el Cáucaso entre otros. ¿Por qué resultaría extraña una invasión a Rusia? El cordón sanitario inventado por Churchill en el 48, rodeando a la URSS, sigue vivito y coleando. Y tampoco es una novedad: en 1918, 14 países invadieron la incipiente república soviética. A mediados del siglo XIX Inglaterra, Francia, Italia y Alemania invadieron Crimea. Napoleón lo hizo en 1812. En el siglo XII los suecos y los caballeros teutónicos invadieron Nóvgorod… En cuanto al inefable Borrell, ampliamente despreciado por los socialistas españoles por traidor, trata de galvanizar una exhausta “ayuda” europea a Kíev, pero se encuentra con obstáculos cada vez más grande a medida que Rusia avanza en el Donbass y en Novorrossía. Aun cuando los líderes europeos actuales sean despreciables, no comen vidrio y pese a los intentos de Londres y Washington no están en condiciones de dar más. Eso, sin contar que cuando venga (si viene) Trump, esta guerrita van a tener que bancársela solos. Por ahí se publicó que incluso Kamala, si gana, va a intentar hablar con Putin. De hecho, están diciendo que Kamala se reunió con él en febrero de 2022, durante su mini-gira europea, para convencerlo de no lanzar la Operación Militar Especial. Reunión ampliamente desmentida por el Kremlin. Pero todo eso obliga a los europeos a pensar seriamente en su aporte a la guerra y en la desesperada falta que les hace el mercado ruso. Pese a que en estos momentos la invasión a Kursk está siendo comandada por “consejeros” británicos, franceses y polacos.

GF -De ser así, ¿qué posibilidades de éxito tiene una irrupción de esa naturaleza y cuál sería la réplica rusa?

HK -Ninguna. En estos momentos la incursión de Kíev no pasa los diez kilómetros de la frontera y no alcanza a llegar, como querían, a objetivos como la central atómica de Kursk. Son miles los invasores muertos y centenares de equipos, armas y otra técnica sofisticada proporcionada por la OTAN convertida en chatarra en los bosques fronterizos de Kursk. Los analistas más sensatos, incluso algunos ucranianos, califican esta aventura como una muestra de la impotencia y la desesperación de un régimen que ya está condenado al exterminio. El empeño de las mejores unidades que aún le quedaban a Kíev en esta descabellada invasión permitió un rápido avance ruso en el Donbass, ocupando posiciones privilegiadas para avanzar hacia Járkov en el norte, hacia Odessa en el sur y, en todo caso, hacia Kíev “y más allá”, como auguró Dmitrii Medviédev. Y esa será la réplica rusa: nada fuera de lugar. Lo convencional. El empleo medido de la fuerza y el cuidado en no generar, antes que nada, bajas propias y luego, bajas civiles en ciudades y regiones que luego será la propia Rusia que deberá reconstruir. Mariúpol, Berdiansk, Avdíevka, Bajmut, son ejemplos de ello. No es lógico pensar en alguna réplica atómica, así sea táctica. Rusia tiene el suficiente y necesario equipo como para lograr sus objetivos (Donbass, Crimea y Novorrossía rusos, neutralidad y desnazificación ucraniana, levantamiento de sanciones) sin demasiados extremos.

GF -En una eventual contienda ampliada ¿cómo reaccionarían las naciones europeas y cómo se posicionarían las que se observan cercanas a Rusia? Específicamente ¿qué haría China?

HK -No sé qué significa “eventual contienda ampliada”. Por sí misma, como ya lo vimos, esta es una contienda ampliada a la OTAN. Enmarcada por sanciones globales. Con bloqueos y clausuras logísticas mundiales. Con un terrible y tremendo aparato mediático represivo, como te consta en tu propia piel. Si pensamos en una guerra convencional en Europa, eso es descabellado. Las naciones europeas no disponen de suficiente poderío militar como para enfrentarse con Rusia. El colapso que les causa esta mínima “ayuda” a Kíev pone al descubierto sus tremendas dificultades. Su propia y generalizada crisis económica ha impuesto una nueva realidad política donde la llamada “ultraderecha”, que para mí no es más que un revival nacionalista fomentado por la crisis, ha asumido posiciones relevantes y eso, desde luego, genera otra impronta, absolutamente contraria, en el respaldo a Kíev.

En cuanto a los países “cercanos” a Rusia, creo que mejor sería formular la idea como países adherentes a los BRICS, a la OCSh, a la nueva ASEAN, a la Liga Árabe, a la Unión Africana, pues todas estas organizaciones tienen absoluta claridad en su formulación de política exterior: el obvio desarme bélico y la superación de las fallidas imposiciones y frustrados dictados del bloque euroatlántico. Así planteada la posición, queda claro que la “Mayoría Mundial” está en condiciones de parar cualquier aventura bélica y eso Moscú lo sabe, lo valora y lo comparte. En la inminente cumbre de los BRICS, en octubre en Kazán (la “capital” musulmana rusa), además de atender a los más de 30 países solicitantes de inscripción (se creará el status de país asociado para abarcarlos) los diez países miembros considerarán la creación de plataformas operativas sectoriales: agroalimentos, financiera, municipal, a las que podrán incorporarse todos los que quieran. La preponderancia BRICS en los mercados energéticos (la OPEP+ y el Foro del gas), alimenticio y financiero (generan una unidad de pago BRICS sobre la base de las divisas nacionales) mundiales sin duda serán un suficiente freno para cualquier locura del decadente, obsoleto mundo unipolar.

China es, además de la socia estratégica universal con Rusia, una de las impulsoras fundamentales de esta tendencia. De hecho, aclaremos, las maniobras militares chino-rusas, chino-bielorrusas, chino-ruso-indio-iraníes, chino-ruso-nordcoreanas, así como las negociaciones en Medio Oriente, conducidas por Rusia y China y abarcando Armenia, Azerbaidzhán, Georgia, Irán, Turquía, Arabia Saudita, Qatar, Emiratos Arabes Unidos, Palestina, etc., son hechos corrientes que se inscriben ya en una agenda “normal” de trabajo.

GF -Mientras tanto, la ofensiva comunicacional occidental, persiste.

HK -La principal consideración es la necesidad de proveerse de toda otra fuente de información fidedigna y veraz que no pertenezca al perverso circuito de los grandes monopolios mediáticos. En este terreno, en efecto, ni China ni Rusia ni ningún otro país de la “Mayoría Mundial” está en condiciones de superar la abrumadora avalancha mediática de los medios concentrados mundiales. Una rápida recorrida por ellos evidencia hasta qué punto tienen coordinadas y programadas sus producciones. El régimen de Kíev llevó corresponsales norteamericanos, franceses e italianos (es lo que se conoce hasta ahora) en su invasión a Kursk. Con absoluta impunidad. Fueron denunciados por las autoridades rusas, por violar territorio nacional y no contar con la correspondiente certificación profesional dada por esas autoridades. Para todos nosotros, esa cobertura es normal y no despierta reparo alguno. Hasta allí ha llegado la influencia mediática. Supera el armado de falsos ataques y asesinatos y coloca su agresión en un plano de normalidad y habitualidad…

Mientras no superemos o, al menos, “esterilicemos” la gestión mediática del bloque euroatlántico, seguiremos hablando de la “invasión rusa” y de los “triunfos ucranianos” y consideraremos la invasión de la OTAN en Kursk con la misma liviandad con que consideramos las invasiones de la OTAN a otros países.

Como observará, lector, vale la pena considerar el parecer de un experto.

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ISRAEL Y LAS CORPORCIONES. En sintonía, vamos a insertar aquí un diálogo significativo con nuestro misterioso columnista, el Gauchito Gil. Entre las neblinosas jornadas del duro invierno porteño, surgió su voz en nuestra emisora y esparció interrogantes a diestra y siniestra sobre otra región en franca explosión. La realidad de Asia Occidental también ofrece tremendas imágenes y nuevos riesgos a tiro de misil.

GF –En un intercambio reciente apuntaste que observás diferencias de comportamiento de los Estados Unidos en Ucrania y en Israel. ¿Porqué?

GG -En el caso ucraniano hay diversas pruebas de que Estados Unidos mantuvo y mantiene una actitud beligerante, la cual es planificada. Hay informes de la Corporación Rand esgrimiendo la necesidad de provocar a Rusia para que ataque y así tener la excusa para sancionar al país. Durante todo el proceso de agresión vinculado al posible ingreso de Ucrania a la OTAN, Estados Unidos se mostró activo y quebró posibles soluciones. Asimismo, el propio Hunter Biden tiene intereses en Ucrania. Después, puede haber habido un error de cálculo, que lleva a Rusia a cierta reconversión euroasiática provechosa, pero no caben dudas de que Estados Unidos condujo y conduce este proceso.

El caso de Israel es diferente. Primero, la agresión inicial (del conflicto puntual) fue de Hamas, y si bien el servicio israelí fue avisado de la posibilidad de ocurrencia, no hubo planificación alguna por parte de Estados Unidos. En segundo lugar, Netanyahu lanzó un ataque brutal, desproporcionado, sin plan B ni plan de salida del conflicto. Esto tiene sentido para Netanyahu en términos personales, dado que su gobierno estaba al borde de caer por razones internas que nada tenían que ver con Palestina, pero no para EEUU. Y eso comenzó a condicionar al gobierno de Biden, que, incluso por razones electoralistas, busca, desde hace meses, un proceso de tregua. Sin embargo, demostró que no regula el conflicto, ni siquiera regula la intensidad de la avanzada Israelí, porque Netanyahu ha continuado su plan de exterminio y ha intentado generar más conflictos con el Líbano y sobre todo con Irán.

Mi temor es que a Estados Unidos le esté pasando con el propio bando lo que le sucedió con el resto del planeta: la dirigencia local israelí está manifestando una creciente autonomía de la estrategia estadounidense. De alguna manera, Estados Unidos creó dirigencias radicalizadas que ya no controla, con intereses propios creados, que ven a Estados Unidos en decadencia y que piensan que, en 5, 10, 15 años será peor, y en ese sentido, mejor golpear ahora, aun si los norteamericanos no lo consideran así. Si esta actitud se extiende, puede descontrolarse la situación global.

GF -¿Con quién articula el gobierno israelí conducido por Benjamín Netanyahu? ¿A qué se debe que haya insistido en la matanza sobre Gaza?

GG -Mi postura es que Israel articula directamente con el complejo militar-industrial (cabría agregar: financiero), sin intermediación del pensamiento estratégico (acertado o no) estadounidense. Porque Netanyahu puede hacer cualquier barbaridad en Palestina, pero las armas las consigue del complejo militar, no posee producción propia para abastecer estas necesidades. Ese complejo militar permea en los departamentos de compra de armas del Departamento de Defensa de los Estados Unidos, del lobby partidario, y posee ligazón con los grandes grupos financieros internacionales. A ellos les importa el conflicto y vender armas, no les importa si Estados Unidos toma las mejores decisiones.

En el mismo sentido, hay un vínculo histórico directo entre Israel, ese grupo de empresas y una miríada de empresarios, personas de poder, financistas, y ONGs vinculadas a causas de Israel. En Argentina hemos visto casos de importancia: actitudes de ciertos organismos que representan a parte de la comunidad judía (pero no a toda), empresarios influyentes que hasta han puesto a un presidente, y Paul Singer, a quien conocemos por los litigios con los fondos buitres en 2014. Se podrían mencionar los hermanos Koch en Estados Unidos, entre otros.

¿Es posible entender este “liderazgo” de Israel en esta situación sólo por esto último, y circunscribir el acto de “desacato” a la efectividad del lobby israelí? Creo que no, porque ese lobby existía y no sucedía esto. Por lo tanto, el temor es que, por ejemplo, estas actitudes se den en el gobierno contrario a China en Taiwán, o en Filipinas. O que el propio Israel continúe en su búsqueda de extender el conflicto. O que, si triunfa Trump, no pueda replegarse de Ucrania.

GF -Se habla mucho de la respuesta iraní. Hay ataques occidentales sobre Palestina, Irak, Líbano … y sobre la República Islámica. Pero Irán actúa con moderación. Cuál es el sentido de su cautela.

GG -Los iraníes han sido sabios en todo este tiempo. Ellos parecen entender que, para que haya una solución estable del conflicto palestino, se tienen que cumplir dos requisitos: 1) Tiene que caer el actual liderazgo beligerante, de la mano de los propios israelíes, y 2) se tienen que unificar las facciones palestinas, y si es posible, árabes. Es necesario que Israel tenga un gobierno que, aunque sea, esté dispuesto a dialogar, cosa que no sucede con Benjamin Netanyahu y Yoav Gallant. Del otro lado, no puede haber tribus peleadas entre sí, como sucedía con Hamas y la OLP, o Hamas y Egipto, Jordania, Arabia Saudita. En ese sentido, al contrario de lo que puede parecer, Irán está haciendo mucho esfuerzo para ordenar la zona: por un lado multiplica los frentes de conflicto vía Hezbollah y los hutíes, sin habilitar la escalada regional; por el otro se acercó a Arabia Saudita, se incorporó a los BRICS con Egipto y los árabes, China reunió a todas las facciones palestinas, entre otros elementos.

Cabe mencionar que, aunque el asesinato de Haniyeh se hiciera en Irán, y el Ayatollah se haya conmovido, en realidad Haniyeh no era el aliado natural de Teherán, sino de Qatar (donde estaba exiliado) y Turquía, y por lo tanto, funcionaba como puente diplomático y financiero con Occidente. Yahya Sinwar era el nexo más próximo de los anillos de influencia iraní. En este sentido, hoy Irán posee más influencia en la zona que ayer y se ha acercado más a sus grandes rivales. El gran dilema es como lograr el cambio de gobierno en Israel para terminar la guerra, si es la guerra lo que sostiene la legitimidad del Likud.

Es posible que haya respuesta iraní, pero no parece probable que intenten desatar el Armagedón.

GF -Añadí las consideraciones que percibas necesarias para entender la situación en Asia Occidental.

GG -Las fricciones entre fracciones palestinas siempre fueron un problema para los palestinos y un recurso para Israel. En particular, la pelea entre Fatah y Hamas. Desde la Declaración de Beijing, esas fricciones parecen haber menguado, mas no desaparecido. Si bien Abbas parece tener un liderazgo levemente revitalizado, y visitó a Israel y a Turquía, aún persisten las críticas a Irán. Es necesario sanar también esos vínculos.

Robert F. Kennedy Jr. suspendió su campaña y apoyó a Trump: ¿qué impacto podría tener en la campaña?

TRUMP Y KENNEDY. Para cerrar, retomamos la situación interna norteamericana. El inicio de la recta final se avecina y por estas páginas no se ha dado tregua a la información de fondo. Una de las Fuentes más sagaces en ese país, que hace llegar a este narrador informaciones y comentarios poco habituales, es el politólogo y antropólogo Alexander J. Coley. Pocas horas atrás envió su impresión sobre la adhesión de Robert Kennedy Junior a la campaña del republicano Donald Trump. Vale considerar la densidad del gesto y a su través evaluar el horizonte cercano en su conjunto.

“El día de ayer, fuimos testigos de un evento histórico en la política norteamericana con la formación de una coalición entre las campañas de Donald Trump y Robert Kennedy Junior. Más temprano en el día, Kennedy dio un discurso histórico orientado a sus militantes que pocas veces hemos escuchado en las últimas décadas en la política, donde criticaba fuertemente la censura como política de estado que se ha ido implementando en los últimos años a través de gobiernos Demócratas, y recordaba la política belicista del gobierno de Biden qué directamente provocó el conflicto entre Ucrania y Rusia, aclarando que la guerra se podía haber evitado con un acuerdo de paz que el propio gobierno de Biden desconoció a través de su enviado británico Boris Johnson para que la guerra siguiera. También hizo un fuerte hincapié en el desastre del sistema de salud y calidad de vida que el pueblo estadounidense viene padeciendo desde hace muchos años en cuanto de los indicadores muy altos de enfermedades crónicas, los trastornos cada vez más frecuentes que se manifiestan en los niños, la contaminación en los alimentos, la corrupción en las entidades gubernamentales que supuestamente regulan los alimentos y la industria farmacéutica, entre otras cosas”.

Informando sobre lo acaecido el viernes, Alex desarrolla que Kennedy explicó haber realizado “una campaña sincera de como candidato independiente después de haber visto frustrado su intento de incorporar su campaña dentro del espacio Demócrata, debido al incesante hostigamiento y estrategia legal lanzada desde los altos mandos del partido Demócrata para imposibilitar su participación en las internas y en cualquier debate político. Contó que después del intento de asesinato a Donald Trump en Julio, se había comunicado con el candidato republicano para manifestar su solidaridad, intercambiar ideas y propuestas y hacer algún análisis de las coincidencias políticas que había entre las dos campañas. Parece que en esa conversación que tuvieron se puso sobre la mesa la posibilidad de unir las fuerzas pero todavía no se concretaba ninguna decisión en aquel momento. En las siguientes semanas Kennedy jugó sus últimas cartas como candidato independiente, y una vez más se vio sometido a ataques judiciales orquestados por los demócratas en Pensilvania y otros estados para invalidar su candidatura. También hizo un intento de abrir la comunicación con la campaña de Harris para ver si había algún interés en entablar un acuerdo entre las dos campañas para que los demócratas tuvieran el apoyo de Kennedy y su espacio”.

Coley limpia el panorama al afirmar: “No fue recibido ni contestado el intento de comunicación de parte de Kennedy por los Demócratas; todo indica que están decididos en mantener su postura cerrada y hostil hacia cualquier actor de la política que no esté totalmente sometido a la estrategia narrativa coordinada desde arriba. Lo cual no es ninguna sorpresa para los que han prestado atención al comportamiento de los jefes dentro del partido demócrata en los últimos años. La posibilidad de que la campaña de Kennedy tuviera una puerta abierta para participar en las internas o, como otra opción, poder hacer una coalición con el candidato del oficialismo, jamás iba a manifestarse. Pero valió la pena el recorrido del último año ante los ojos del público y la demostración de los hechos y no solamente la suposición, especialmente para los votantes más jóvenes y los que no prestaron tanta atención durante las últimas contiendas electorales”.

No solo eso. “También, servirá su campaña para capturar y construir con más definición un espacio de votantes independientes con preocupaciones específicas que no se veían reflejadas tan claramente en la campaña de Trump ni en la del oficialismo. Esa agrupación de votantes independientes pueden ser más decisivos ahora en los Estados pendulares en la contienda electoral nacional de noviembre donde cada voto cuenta, y la probabilidad, ahora con la unificación de la campaña de Kennedy y la de Trump, que estos votantes vuelquen su apoyo al candidato Republicano es muy alta, dado la explícita afirmación de Trump en su discurso ayer que Kennedy tendrá un lugar muy importante en un futuro gobierno, donde las prioridades en cuanto de la salud y enfermedades crónicas, la corrupción en las agencias gubernamentales regulatorias, el derecho a la libre expresión y eliminación de la censura, y la necesidad de buscar la paz y evitar los conflictos bélicos serán apoyadas plenamente”.

Según el politólogo es “Interesante también el momento en que se decide hacer público la decisión de Kennedy: el día viernes justo después de que concluyera una semana de festejo para los demócratas celebrando su convención política que sirvió para oficializar la candidatura de Kamala Harris con Tim Waltz de vicepresidente. El discurso de Kennedy y más tarde su incorporación en el escenario en un evento de campaña junto con Donald Trump cayó como una bomba en las noticias, aunque los medios masivos siguieran con su postura de censura y hostilidad haciendo su trabajo predecible a favor de los demócratas para minimizar el significado de lo sucedido. La verdad es que los que escucharon el discurso que dio Kennedy saben que fue contundente y valiente, que emocionó a los oyentes con palabras sinceras contando verdades incómodas en la política. La sensación es de esperanza y ilusión de poder triunfar, con una coalición bien equilibrada y representativa de los intereses profundos del pueblo norteamericano que busca remontar la tendencia hacia el declive y cambiar el rumbo hacia una política más constructiva enfocada en las verdaderas prioridades nacionales y no en los proyectos geopolíticos de las potencias financieras transnacionales que nos gobiernan en la actualidad”.