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La violencia del crimen organizado mexicano provoca la evacuación de miles de personas de Tila, Chiapas

 Las autoridades mexicanas evacúan a una familia de Tila, Chiapas, debido a la ola de violencia que experimenta el municipio



El estado de Chiapas, en el sur de México, enfrenta desde hace tiempo una ola de violencia sin precedentes causada por los enfrentamientos entre grupos criminales que luchan por el control de la estratégica frontera sur del país. Estos conflictos han provocado el desplazamiento forzado de miles de personas de sus hogares. Uno de los eventos más recientes relacionados ocurrió a principios de junio en el municipio chiapaneco de Tila, donde más de 4.000 personas tuvieron que ser “rescatadas” por las fuerzas de seguridad.

Algunos habitantes de Tila aseguraron al medio mexicano Imagen Radio que un grupo armado comenzó a distribuir volantes instando a los jóvenes a unirse a la lucha contra otras organizaciones, todo ello bajo amenazas de represalias. Durante los enfrentamientos se habrían producido al menos dos fallecidos, aunque otras fuentes elevan la cifra a siete, además de una veintena de incendios a viviendas y cerca de una treintena de vehículos calcinados. Según distintos reportes, los grupos criminales involucrados serían Los Autónomos y El Karma. El primero está presente en la zona al menos desde 2015, al cual se responsabiliza especialmente de delitos como la extorsión. 

Ante la creciente inseguridad, muchos habitantes de Tila, en su mayoría indígenas tzeltales chol, comenzaron a considerar la posibilidad de huir. La respuesta gubernamental incluyó el despliegue de al menos 500 efectivos de la Secretaría de la Defensa Nacional y de la Guardia Nacional, quienes llegaron al municipio para ayudar a miles de habitantes a abandonar sus hogares de manera organizada. Además, según confirmó el gobernador de Chiapas, Rutilio Escandón, los militares han tomado el control de la seguridad en la cabecera municipal, establecido retenes en los accesos y arrestando a seis personas, así como incautando armas de fuego y municiones.

Hasta la fecha, los números de evacuados difieren significativamente. Algunas fuentes reportan más de 4,000 personas desplazadas, mientras que otras llegan a triplicar esa cifra. Una de las razones de tal disparidad es que algunos habitantes se encuentran en albergues acondicionados por el gobierno, mientras que otros se alojan en parroquias o con familiares en municipios como Petalcingo, Yajalón, Tumbalá, Sitalá, Sabanilla e incluso Villahermosa. Cabe resaltar que las evacuaciones se han llevado a cabo con éxito, aunque ha habido algunos enfrentamientos entre miembros de Los Autónomos y efectivos militares, resultando en la muerte de un soldado.

La situación en la actualidad es de calma tensa, tanto para los pobladores que han abandonado el municipio como para aquellos que se han quedado. Una de las principales demandas a las autoridades de los tres niveles de gobierno es que se mantenga la presencia de efectivos policiales y militares, debido al temor a represalias por parte de los grupos criminales. Muchos de los que han optado por permanecer lo han hecho por miedo a perder su patrimonio; además de los problemas con el crimen organizado, los pobladores también señalan que desde 2015 existe una disputa con los ejidatarios por la tenencia legal de las tierras.

La ola de violencia que experimenta Tila se explica en gran medida por su ubicación estratégica: en plena Selva Lacandona, rodeado de una densa vegetación, una orografía compleja, con capacidades deficientes en cuanto a vías de comunicación y telecomunicaciones y con la frontera con Guatemala relativamente cerca. Estos factores han propiciado que el municipio se convierta en un eslabón crucial en las rutas de droga desde Centroamérica hacia el norte, así como en un lugar idóneo para la instalación y operación de laboratorios para la producción de estupefacientes.