Discurso de Naomi Klein en la manifestación de solidaridad con Gaza en Brooklyn, Nueva York, en la que hubo más de 300 personas detenidas.
Miles de judíos estadounidenses y otras personas solidarias con el pueblo palestino se reunieron en Grand Army Plaza en Brooklyn, Nueva York, la noche del martes 23 de abril para celebrar el ritual judío «Seder en las calles – No más armas para Israel”, como protesta por el continuo apoyo de Estados Unidos al genocidio perpetrado por Israel en Gaza. Fueron detenidos más de 300 manifestantes en el evento realizado a sólo una calle de la casa del líder de la mayoría del Senado, Chuck Schumer. La manifestación se realizó unas horas antes de que el Senado diera un apoyo abrumador al paquete de ayuda exterior de 95.000 millones de dólares, que incluye unos 14.000 millones de dólares en financiamiento de armas y seguridad para Israel.
Aquí las palabras de Naomi Klein, periodista, escritora y oradora del evento.
Amigos míos, he estado pensando en Moisés cuando bajó del monte y la ira que le causó encontrar a los israelitas adorando un becerro de oro. La ecofeminista que hay en mí siempre se ha sentido incómoda con esta historia. ¿Qué clase de dios siente celos de los animales? ¿Qué clase de dios quiere acaparar para sí, todo lo sagrado de la Tierra?
Hay, por supuesto, una manera menos literal de entender esta historia. Es una lección sobre los ídolos falsos. Sobre la tendencia humana a adorar lo profano y lo abrillantado, preferir mirar lo chiquito y material, en lugar de lo amplio y trascendente.
Lo que quiero decirles esta tarde, en este revolucionario e histórico ‘Séder en las calles’ es que una vez más, demasiada gente de nuestro pueblo está adorando a un falso ídolo. Están cautivados por él. Están embriagados con él. Están siendo profanados por él… Ese ídolo falso se llama sionismo.
Es un ídolo falso que toma nuestras historias bíblicas más profundas de justicia y emancipación de la esclavitud; la historia de la Pascua misma, y las convierte en brutales armas para el robo de tierras colonizadas; en mapas de ruta para la limpieza étnica y el genocidio. Es un ídolo falso que ha tomado la trascendente idea de la Tierra Prometida, (una metáfora de la liberación humana que ha viajado a través de religiones por todos los rincones de este mundo), y se ha atrevido a convertirla en un acto de venta para un etnoestado militarista.
La versión del sionismo político, de liberación, es profana en sí misma. Desde el principio, durante la Nakba, requirió la expulsión masiva de los palestinos de sus hogares y tierras ancestrales. Desde el principio ha estado en guerra con los sueños colectivos de liberación. En un Seder, vale la pena recordar que esto incluye los sueños de liberación y autodeterminación del pueblo egipcio.
Durante mucho tiempo este falso ídolo del sionismo ha equiparado la seguridad israelí con la dictadura egipcia, la falta de libertades, y un Estado clientelista. Desde el principio, ha producido un horrible tipo de libertad, que veía a los niños palestinos no como seres humanos, sino como amenazas demográficas, de la misma manera que el faraón en el Libro del Éxodo temía a la creciente población israelita y, por lo tanto, ordenó la muerte de sus hijos. Y como sabemos, Moisés se salvó de eso cuando fue colocado en una cesta, y al ser adoptado por una mujer egipcia.
El sionismo nos ha traído a nuestro momento actual de cataclismo, y es hora de que digamos claramente, que siempre nos ha estado guiando hasta aquí. Es un ídolo falso que ha llevado a muchos, de nuestro propio pueblo, por un camino profundamente inmoral que ahora los tiene justificando la destrucción de mandamientos fundamentales: “No matarás”, “No robarás”, “No codiciarás” – los mandamientos bajados del monte. Es un ídolo falso que equipara la libertad judía con las bombas de racimo que matan y mutilan a niños palestinos.
El sionismo es un ídolo falso que ha traicionado cada uno de los valores judíos, incluido el valor que le damos al cuestionamiento, una práctica arraigada en el propio Seder, con sus cuatro preguntas formuladas por el niño más pequeño. También traiciona el amor que tenemos como pueblo por los textos y la educación. Hoy, este falso ídolo se atreve a justificar el bombardeo de todas y cada una de las universidades de Gaza, la destrucción de innumerables escuelas, de archivos, de imprentas, el asesinato de cientos de académicos, estudiosos, periodistas, poetas, ensayistas. Esto es lo que los palestinos llaman “escolasticidio”: el asesinato de la infraestructura y los medios de educación.
Mientras tanto, en esta ciudad, las universidades llaman a la policía de Nueva York, y se atrincheran ante la grave amenaza que representan sus propios estudiantes que los cuestionan. Estudiantes que encarnan el espíritu del Seder, haciendo la pregunta más básica: “¿Cómo pueden afirmar que creen en algo, (y aún menos en nosotros) mientras permiten, invierten y colaboran con este genocidio? «
Al falso ídolo del sionismo se le ha permitido crecer sin control durante demasiado tiempo. Por eso, esta noche, decimos que todo termina aquí. Nuestro judaísmo no puede ser contenido por un etnoestado, porque nuestro judaísmo es internacionalista por su propia naturaleza. Nuestro judaísmo no puede ser protegido por el ejército desenfrenado de ese etnoestado, porque todo lo que hacen los militares es sembrar dolor y cosechar odio, incluido el odio contra nosotros como judíos. Nuestro judaísmo no se ve amenazado por las personas que alzan sus voces en solidaridad con Palestina sin importar raza, etnia, capacidad física, identidad de género, o generación. Nuestro judaísmo es una de esas voces, y sabe que en este coro reside tanto nuestra seguridad como nuestra liberación colectiva.
Nuestro judaísmo es el judaísmo del Seder de Pesaj, la reunión en ceremonia para compartir comida y vino con seres queridos y extraños por igual. Este ritual, lo suficientemente ligero como para llevarlo a la espalda, no necesita nada más que el uno del otro, incluso… no necesitamos paredes. Nosotros no necesitamos un templo, ni un rabino. Y hay un papel para todos, incluido, especialmente, el niño más pequeño. El Seder es portátil, una tecnología de la diáspora, si alguna vez la hubo. Está hecho para albergar nuestro duelo colectivo, nuestra contemplación, nuestras preguntas, nuestro recuerdo, y nuestro resurgimiento, y para encender de nuevo nuestro espíritu revolucionario.
Así, esta noche, miren a su alrededor. Este es nuestro judaísmo. Mientras las aguas suben y los bosques arden y nada es seguro, oramos ante el altar de la solidaridad y la ayuda mutua, sin importar el costo. No necesitamos ni queremos el falso ídolo del sionismo. Queremos liberarnos del proyecto que comete genocidio en nuestro nombre. Queremos liberarnos de la ideología que no tiene ningún plan para la paz, excepto acuerdos con los petro-estados teocráticos y asesinos de al lado, mientras vende al mundo las tecnologías de los robot-asesinatos. Nosotros buscamos liberar al judaísmo de un etnoestado que quiere que los judíos vivan con miedo perenemente, que quiere que nuestros hijos tengan miedo, que quiere que creamos que el mundo está en contra nuestra para que vayamos corriendo a su fortaleza, o al menos, sigamos enviando armas y donaciones.
Ese es un ídolo falso. Y no se trata sólo de Netanyahu. Es el mundo que él hizo y el mundo que lo hizo a él. Es el sionismo.
¿Qué somos? Nosotros, en estas calles durante meses y meses, somos el éxodo, el éxodo del sionismo. Entonces, a los Chuck Schumers de este mundo, no les estamos pidiendo que: “Dejen ir a nuestro pueblo”. Les estamos diciendo que: «Ya nos fuimos, y sus hijos están ahora con nosotros».
Traducción de Lydia Neri con información de Democracy Now!