El anuncio del Departamento de Estado de Estados Unidos –hay muchos interesados en amplificarlo como gran noticia– sobre la exclusión de Cuba de la lista de países que no cooperan plenamente en la lucha contra el terrorismo, no ha sido más que el reconocimiento de lo que la Isla siempre ha hecho en todos sus años de Revolución: combatir un flagelo del que solo ha sido víctima.
Esta certeza siempre la ha tenido muy clara el Gobierno “hacedor” de listas. Sabe que no hay argumento alguno que sostenga mantener a Cuba en esta que es, de cierto modo, una subcategoría de esa otra enumeración de países a los que se acusa, ya no de “no cooperar plenamente”, sino de patrocinar el terrorismo, en la que sigue incluida la Mayor de las Antillas, y que es causa fundamental de la extorsión económica que padece.Quiere decir que, con el anuncio reciente, solo aumenta la contradicción, y queda todavía más expuesta la manipulación política del Gobierno estadounidense en este tema. Así lo cuestionó en X el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente, Miguel Díaz-Canel Bermúdez: “Al constatar lo ampliamente conocido, que Cuba coopera en la batalla contra el terrorismo, EE. UU. debería hacer lo correcto y coherente con esa posición: sacar a Cuba de la lista arbitraria del Departamento de Estado y poner fin a medidas económicas coercitivas que lo acompañan”.
Según la información hecha pública por el Departamento de Estado de EE.UU., “se determinó” que “las circunstancias para la certificación de Cuba como país que no coopera plenamente con los esfuerzos antiterroristas (NFCC) han cambiado desde 2022 a 2023 y que, por consiguiente, la cancillería no designa a la Isla como tal para el año calendario 2023, según la Ley de Control de Exportaciones de Armas”.
La inclusión de la lista NFCC –es importante reiterar que no es la misma que la de los “Estados patrocinadores del terrorismo (SST)”– se había hecho pública el 13 de mayo de 2020, y fue ratificada año tras año, hasta la actualidad. En la otra, la SST, nos “metieron” por primera vez en la administración del presidente Ronald Reagan, en 1982; y en el año 2015, el gobierno de Barack Obama retiró al archipiélago de esa lista; sin embargo, en el ocaso de la presidencia de Donald Trump, el 12 de enero de 2021, volvió a ser designada como patrocinador del terrorismo.En usar términos parecidos está “la confusión” que aprovecha el coro repugnante de mercenarios –la mayoría, por ignorante, ciertamente confundida–; pero insistimos en que el reciente anuncio de la Casa Blanca no excluye a Cuba de lista SST.
Que se haga en un contexto electoral, puede hacer presuponer que sea una especie de “cortina de humo” dirigida a un grupo clave de partidarios demócratas que no concuerdan con la política contra Cuba, y que pudieran tener peso en las urnas. Quizás.Por lo pronto, de lo que en verdad quieren para su país natal los cubanos radicados en EE.UU., la propia Universidad de la Florida realizó una encuesta, citada por PL, cuyas estadísticas revelaron que el 53 % está a favor de las relaciones diplomáticas, un 64 % apoya la venta de alimentos, un 72 % el envío de medicinas, y un 64 % la aplicación de políticas “para mejorar el bienestar económico del pueblo cubano”.
Lo único coherente que puede hacer el Gobierno de EE.UU. es desligar a Cuba de cualquier vínculo con el terrorismo. Levantarle el calificativo de “patrocinador” es lo más urgente. Claro, la coherencia a la que apelamos es con la verdad, porque si hablamos de la autoridad moral de la Casa Blanca para exigir en este asunto… vamos, que no hay ninguna.
(*) Escritor, profesor, investigador y periodista cubano. Es autor de “Juego de Iluminaciones”, “El caballero ilustrado”, “El adversario”, “Enemigo” y “La guerra que se nos hace”.
Foto de portada: CNN.
Fuente: Cuba en Resumen