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Palestina. “Israel” rechaza informe de la ONU sobre alerta de hambruna en Gaza

 


El gobierno sionista considera “infundadas” las fuentes con las que ONU demostró la estrategia para matar de hambre al menos a la mitad de la población palestina en la Franja.

La mitad de la población de la Franja de Gaza (1,1 millones de personas) enfrenta terribles condiciones por la escasez de alimentos, ratificó la asociación de Clasificación Integrada de la Fase de Seguridad Alimentaria (IPC).

A juicio del gobierno de “Israel”, la evaluación de este informe está plagada “de imprecisiones y fuentes cuestionables”, pero sus datos, respaldados por la ONU, hicieron sonar la alarma ante la inminente hambruna en esa región palestina, asediada y agredida por el ejército sionista.

El reporte de IPC, publicado la semana pasada, aumentó la preocupación internacional ante el hambre catastrófica ya demostrada y la posible hambruna, sobre todo al norte del territorio.

Frente a esa situación, numerosas instituciones solicitaron a “Israel” permisos más amplios para hacer llegar la ayuda a la población gazatí, entre ellos el jefe humanitario de la ONU, Martin Griffiths.

En respuesta, el órgano del ministerio de seguridad israelí que “supervisa” los asuntos civiles palestinos reconoció el impacto de la guerra en la población del enclave, pero no admitió culpas por tales crímenes.

Desde su narrativa, “Israel” no gestiona la distribución de alimentos en Gaza (tampoco admitió cómo los bombardea), y por tanto criticó a las agencias de la ONU por su supuesta incapacidad para manejar la afluencia de ayuda.

El ente uestionó la exactitud de la afirmación del informe sobre los 500 camiones diarios (150 con alimentos), destinados a Gaza antes de estallar la guerra, frente a los 60 camiones de comida permitidos en promedio desde entonces.

Sus supuestos datos de antes de la agresión hablan de sólo 70 camiones de comida cada día, y por tanto no pudiera hablarse de mayores restricciones al volumen de ayuda humanitaria que entra en Gaza, mintió nuevamente.

También restó importancia a la cifra de muertos reportada cada jornada por el ministerio de Salud de Gaza, a partir de una estadística referenciada con amplitud por los medios de comunicación y las organizaciones humanitarias.

Para los israelíes, esos números son una exageración, mientras los expertos internacionales hablan de subconteo, en tanto muchas personas mueren de hambre o bajo los escombros en sus casas o refugios y no logran siquiera ser identificados por los servicios de emergencia.

El hambre es una de las muchas estrategias utilizadas por el régimen israelí para cumplir sus metas de extermino en la Franja de Gaza. Los bloqueos sirven así a un propósito muy específico para el régimen.

A las muertes por inanición deben sumarse, en función de esa estrategia mortal, las víctimas de las masacres en la rotonda de Kuwait, en la ciudad de Gaza, cuando las personas acudieron a recoger suministros, y los ataques a camiones y obstáculos en las carreteras, para hacer imposible la entrega de ayuda en algunas zonas por varios meses ya.

Varias imágenes en circulación a través de las redes sociales muestran bolsas de harina empapadas en sangre, con la etiqueta añadida de “masacres de harina”. La última ocurrió el 23 de marzo y cobró la vida de 19 personas.

“Israel” anunció su decisión de permitir el paso de convoyes de ayuda humanitaria al norte el pasado 24 de marzo, ante lo cual el jefe de la agencia para los refugiados, UNRWA, Philippe Lazzarini, expresó su indignación.

En su criterio, esos permisos son un reconocimiento al bloqueo intencional genocida para obstruir una asistencia que puede salvar vidas durante una hambruna provocada por el hombre.