La planta de Turbinas acomete obras para las fragatas F-110 y centrales nucleares mientras invierte 5,5 millones de euros en mejoras tecnológicas
05 mar 2024 . Actualizado a las 19:35 h.El corazón de gigantes energéticos de todo el país late acompasado gracias a una fábrica de Navantia Ferrol que atesora décadas de experiencia y personal cualificado. Centrales nucleares como las de Almaraz, Vandellós y Ascó confían en esas instalaciones para someter su maquinaria a revisión, como también lo hacían antiguas centrales de carbón como la de As Pontes. Sin abandonar esa línea de negocio que ha alimentado de ocupación e ingresos a la empresa pública, junto a la actividad habitual vinculada al naval, la fábrica de Turbinas se encuentra inmersa actualmente en una modernización y transformación de sus dependencias y equipamientos tecnológicos para lanzarse de lleno a otros sectores de futuro, como la producción de electrolizadores para plantas de hidrógeno. En otras palabras, la factoría experimenta su propia transición energética.
La planta ferrolana —que ocupa 40.000 metros cuadrados de superficie— dispone de una plantilla directa formada por 150 personas, a las que hay que sumar otro medio centenar procedente de compañías auxiliares, aunque esta última cifra varía dependiendo de los contratos en curso. Y actualmente registra un momento dulce de ocupación. Para hacer frente a todos los desafíos que tiene encomendados, la factoría —adscrita a la división verde, Navantia Seanergies— acomete distintas inversiones, tanto para la mejora tecnológica de procesos productivos habituales y la adquisición de nuevos equipamientos, como para la adecuación de sus dependencias a los negocios del futuro. En total, suman 5,5 millones de euros, que entre otras cosas le van a permitir estar preparados para anticiparse al bum que se prevé en el sector del hidrógeno, debido al gran número de plantas proyectadas en el país.
Victoria Grueiro, responsable de Programas de la fábrica de Turbinas, recuerda que ya han firmado un acuerdo de colaboración con Repsol para este mercado, y estudian otros con compañías como Enagás. Aunque por el momento no cuentan con contratos en firme, confían en que las conversaciones que están llevando a cabo con tecnólogos fructifiquen a finales de este mismo año, con el fin de que en el 2025 puedan iniciar los primeros trabajos en electrolizadores. Matizó, no obstante, que prevén que se ciñan más al montaje que a la producción en sí.
La apuesta es tal que mientras planifican la adecuación de un espacio específico para este tipo de tareas —precisarán de unas condiciones de aislamiento especiales—, ya piensan en la posibilidad de duplicar la superficie, si los pedidos así lo requiriesen, con dos líneas de actividad.
Un innovador banco de pruebas
Mientras los responsables de la fábrica de Turbinas empiezan a adecuar sus instalaciones para esa nueva energía verde, también ponen en marcha otras inversiones que implican un salto cualitativo en su actividad. Elena Rodríguez, responsable de Programas Militares en la factoría, explicó que «debido a los elevados requisitos» que presenta el programa de fragatas F-110 que se ejecuta en el astillero para la Armada española, han desarrollado una nueva estación de pruebas para uno de sus «productos estrella», los engranajes reductores del barco. Son elementos que forman parte de la propulsión y que van a dar cumplimiento a una de las características que define las F-110: su «navegación silenciosa». A diferencia de barcos anteriores, la nueva generación de fragatas estará impulsada por dos motores eléctricos y una turbina de gas natural, un cambio que ha favorecido también ese banco de pruebas al que Turbinas ha destinado 2,5 millones de euros
La primera caja reductora para la serie F-110 ya se encuentra ensamblada con el resto de los seis bloques del buque en la grada en donde crece en Ferrol, tras haber verificado que cumple los estándares requeridos en la innovadora estación.
Alejandro Torre, responsable de fabricación de la factoría, detalló el gran número de trabajos que está acometiendo la planta, que acaba de adquirir una nueva máquina mandrinadora —mecaniza piezas con agujeros— y está modernizando un antiguo torno de 1981 que estaba sin uso y que ahora, con la reactivación de la factoría tendrá una nueva vida. Así, no solo fabrica distintos elementos para las F-110, sino también para buques que están en construcción en otros astilleros de la compañía, como los logísticos para la Royal Navy que fabrica un astillero británico en colaboración con la planta de Puerto Real (Cádiz) o los submarinos S80 de la factoría de Cartagena.