La irregularidad en España tiene cara de mujer latina (y los cuidados, también) LUCILA RODRÍGUEZ-ALARCÓN
Cuando hablamos de gente en situación irregular en España lo primero que se nos viene a la cabeza ahora es Canarias. Vemos hombres y chicos negros y árabes, envueltos en mantas térmicas. Vemos cayucos y barcas inflables, y efectivos de la Guardia Civil. Vemos mar. El año pasado veíamos valla. La ultraderecha te habla de paguitas que te quitan de tus impuestos pensando en los chavales menores que vienen principalmente de Marruecos como si esa fuera la única población irregular de nuestro país.
Sin embargo, los últimos datos que existen sobre la irregularidad en España muestran una imagen completamente diferente. Las personas originarias del continente africano sólo representan un 9% del total de las personas en situación irregular. La población sin papeles en nuestro país es principalmente de origen latinoamericano, y de ella, 55% son mujeres sobre 45% hombres. Esta irregularidad se produce después de que hayan entrado en España de forma regular, normalmente por aeropuerto, usando visados de turismo. Estos visados tienen una duración determinada en general de tres meses. Una vez pasado ese plazo la persona ya se encuentra en situación irregular.
Las personas que acceden a nuestro país de este modo pero vienen con la intención de quedarse, empiezan a trabajar bastante rápido, pero lo hacen sin papeles. La mayoría, las mujeres, inician su andadura como empleadas del hogar. En este sector, que está mayoritariamente ocupado por mujeres nacidas fuera de España, la irregularidad es la norma, y tener papeles es la excepción. El mayor volumen de irregularidad sectorial está en las empleadas del hogar, seguido por la hostelería, la industria manufacturera y los cuidados sanitarios. Todas estas actividades tienen muchos más trabajadores irregulares que regulares. Todos estos trabajos tienen muchas más mujeres que hombres. Y atención, deconstruyendo estereotipos, las actividades agrícolas emplean a más gente con papeles que sin ellos, aunque todavía ocupa el sexto puesto en la escala irregularidad.
Cuando hablamos de gente en situación irregular en España lo primero que se nos viene a la cabeza ahora es Canarias. Vemos hombres y chicos negros y árabes, envueltos en mantas térmicas. Vemos cayucos y barcas inflables, y efectivos de la Guardia Civil. Vemos mar. El año pasado veíamos valla. La ultraderecha te habla de paguitas que te quitan de tus impuestos pensando en los chavales menores que vienen principalmente de Marruecos como si esa fuera la única población irregular de nuestro país.
Sin embargo, los últimos datos que existen sobre la irregularidad en España muestran una imagen completamente diferente. Las personas originarias del continente africano sólo representan un 9% del total de las personas en situación irregular. La población sin papeles en nuestro país es principalmente de origen latinoamericano, y de ella, 55% son mujeres sobre 45% hombres. Esta irregularidad se produce después de que hayan entrado en España de forma regular, normalmente por aeropuerto, usando visados de turismo. Estos visados tienen una duración determinada en general de tres meses. Una vez pasado ese plazo la persona ya se encuentra en situación irregular.
Las personas que acceden a nuestro país de este modo pero vienen con la intención de quedarse, empiezan a trabajar bastante rápido, pero lo hacen sin papeles. La mayoría, las mujeres, inician su andadura como empleadas del hogar. En este sector, que está mayoritariamente ocupado por mujeres nacidas fuera de España, la irregularidad es la norma, y tener papeles es la excepción. El mayor volumen de irregularidad sectorial está en las empleadas del hogar, seguido por la hostelería, la industria manufacturera y los cuidados sanitarios. Todas estas actividades tienen muchos más trabajadores irregulares que regulares. Todos estos trabajos tienen muchas más mujeres que hombres. Y atención, deconstruyendo estereotipos, las actividades agrícolas emplean a más gente con papeles que sin ellos, aunque todavía ocupa el sexto puesto en la escala irregularidad.
Estar sin papeles significa vulnerabilidad. Las mujeres que trabajan en situación irregular lo primero que no pueden hacer es denunciar abusos, bajo riesgo de verse detenidas y llevadas a un centro de internamiento para extranjeros o incluso deportadas. Las agresiones en los hogares a las empleadas domésticas por parte de los hombres de la familia suceden mucho más frecuentemente de lo se dice. Los abusos laborales en las mujeres internas son recurrentes, y sus empleadores les piden jornadas muy largas y no les dan días de descanso.
Antes de seguir hay que dejar claro que la irregularidad no existe por culpa de ninguna paguita, si no porque hay necesidad de trabajadores que el mercado propio no es capaz de abastecer. Se puede mirar desde muchos ángulos y hacer muchos cruces de datos, pero la realidad se parece más al ejemplo simplificado: la gente nacida en España es cada vez más mayor, el talento nacido en España se va a otros países, y existe una enorme necesidad de población joven, emprendedora y trabajadora que mantenga el estado de bienestar.
Con todo esto, algunos cientos de miles de mujeres latinas viven en nuestro país cuidándonos mientras su situación es de absoluta vulnerabilidad. Esa es la realidad migratoria de la mujer en España y se podría decir en el mundo. Los países envejecidos chupamos los recursos de cuidados a los demás y lo hacemos sin mucha consciencia, como si fuera natural. Nos indignamos cuando la gente que nos cuida exige tener derechos básicos y, entendiendo que vinieron sin papeles, queremos castigarlos sin ellos para siempre jamás no vaya a ser que eso produzca un efecto llamada.
El próximo 8 de marzo será el día de todas estas mujeres trabajadoras ocultas y discretas. El 12 marzo, un par de ellas estarán en el Congreso de los Diputados cerrando el proceso iniciado hace dos años por Regularización Ya, que recogió casi 800.000 firmas para promover una regularización extraordinaria, que no ha recibido el apoyo del PSOE, ni del PP, entre otros. En realidad, digamos lo que digamos, hay muchos hogares a los que les resulta muy conveniente tener todo ese cuidado barato y vulnerable a su servicio. Por eso, el próximo viernes, las que no compartimos esto, tenemos que ir a marchar de la mano, para recordar que todas las mujeres somos una, y la cadena de desprecios y maltratos se tiene que romper, para todas, sin excepción. Para eso sirve el 8M. Amén.