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INSENSIBLES AL HORROR

 



Puede que no recuerde la fecha exacta en la que aprendí por primera vez lo que sucedió en el Holocausto, pero lo que sí recuerdo es la sensación que me produjo. Irónicamente, las imágenes de cuerpos desnutridos que todos conocemos le impactaron mucho a aquella niña de 11 años que no sabía lo que se le venía encima. Pero lo más irónico de todo es la explicación, que no sé si me di a mí misma o me dieron los demás, que apareció cuando me pregunté cómo nadie hizo nada: ellos no lo sabían. Años después, los que antes eran las víctimas se convirtieron en verdugos, y esa niña de primaria sigue levantándose con sorpresa cada día al comprobar que nadie ha hecho, hace, ni hará nunca nada, por mucho que les restreguemos por las narices fotos de los hombres, mujeres y niños que mueren injustamente cada día.

Cartas al Director...El País