El jefe de tristemente célebre CIA, William Burns llegó para sostener aún más las relaciones carnales con el gobierno de ultraderecha.
William Burns, un diplomático de carrera a cargo de la inteligencia de Estados Unidos, también podría reunirse con el presidente Javier Milei para “analizar los movimientos de Hezbollah en la región y las acciones de ciberataques que ejecuta Putin desde Rusia” (sic)
El jefe de la CIA, William Burns, entrando a Casa Rosada
William Burns es un experimentado diplomático que trabajó bajo las órdenes de George Bush, Bill Clinton, George Bush (h), Barack Obama y ahora Joseph Biden. En Washington lo llaman el “arma secreta de la diplomacia” de Estados Unidos y hace menos de tres horas aterrizó en Buenos Aires desde Brasil.
Burns llegó para reunirse con el jefe de gabinete Nicolás Posse, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y el titular de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Silvestre Sívori. Del encuentro también participó el embajador de los Estados Unidos en la Argentina, Marc Stanley.
Semanas atrás, el jefe de la CIA ya se entrevistó con Posse y Sívori, en sus oficinas cerca del Río Potomac, y allí se definió que volara a Buenos Aires para mantener un cónclave reservado con Milei, que aún no se concretó pero que podría ocurrir en las próximas horas.
Es la segunda ocasión en la que un director del organismo de inteligencia norteamericano visita el país. La primera tuvo lugar durante el gobierno de Néstor Kirchner, cuando León Edward Panetta llegó a la Argentina y también mantuvo contacto con la administración nacional. En aquella oportunidad, el cónclave lo protagonizaron los popes de la inteligencia kirchnerista, Francisco Larcher y Héctor Icazuriaga, y la reunión no fue informada públicamente.
A Burns, un experto conspirador en las sucesivas crisis de Medio Oriente, le preocupa la hegemonía estratégica que asume Irán en la región, los costos que está pagando la Casa Blanca en Gaza y la capacidad bélica de Hamas, Hezbollah y las milicias hutíes de Yemen.
Como todo espía “caza comunistas y aliados”, el jefe de la CIA parece observat con muchísima atención cómo, según los dictados de Washington, “amplia su influencia China en Argentina y América Latina y la constante ofensiva del Kremlin sobre la tecnología que los estados democráticos usan en sus gobierno”.
El director de la Agencia Central de Inteligencia, William Burns, en las oficinas de la CIA, el 8 de julio de 2022, en Langley, Virginia. (AP Foto/Susan Walsh, Archivo)
Esta preocupación fue compartida, en las últimas horas, por la jefa del Comando Sur, la generala Laura Richardson, quien apuntó una vez más lo reparos de EEUU por la base espacial que el país asiático instaló en la provincia de Neuquén. “Con nuestros compañeros argentinos trabajamos en conjunto. Es un país soberano, así que mientras trabajamos con ellos, obviamente, compartimos nuestras preocupaciones acerca de qué tipo de instalación es esa, que no tengan acceso a ella…”, expresó durante evento organizado por el Atlantic Council, donde la jefa militar fue invitada para conversar acerca de la asociación de seguridad de EE. UU. con América Latina y el Caribe.
En tanto, durante el encuentro entre el jefe de Gabinete argentino y el director de la CIA, a principios de 2024, quedó sellado el compromiso de compartir información, además, sobre el avance de los cárteles de droga en la región. Narcotráfico y terrorismo internacional son los ejes de la relación entre los países.
El embajador estadounidense en la Argentina, Marc Stanley, y el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, ingresando a Casa Rosada junto al director de la CIA
Estados Unidos tiene muchísima preocupación respecto a las organizaciones criminales que operan en Argentina sobre el negocio de la droga, y a su vinculación con células terroristas desplegadas en la Triple Frontera que responden a Hezbollah. Este grupo terrorista participó en los ataques a la Embajada de Israel y la AMIA, ataca a Israel desde la frontera con Líbano y es apoyado por el régimen fundamentalista de irán.
Posse y Sívori conocen este complejo asunto transnacional y se mostraron inclinados a compartir información y trabajar de manera conjunta con los espías de la CIA desplegados en la Argentina.
El gobierno del presidente Javier Milei ha decidido tener una relación de alineamiento con Estados Unidos, a diferencia de la posición ambivalente expresada por la gestión anterior, bajo el mando de Alberto Fernández en la Casa Rosada. La visita de Burns representa un nuevo gesto de la administración norteamericana a esa posición. Durante los tres meses de la actual gestión de La Libertad Avanza, la danza de funcionarios estadounidenses de primera línea ha sido notoria.
Javier Milei durante la reunión con Antony Blinken en el despacho presidencial (Reuters)
En efecto, durante los primeros tres meses en la Casa Rosada, el gobierno de Milei recibió al Secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, la subdirectora gerente del Fondo Monetario Internacional, Gita Gopinath, el Subsecretario de Finanzas Internacionales del Departamento del Tesoro de EE.UU., Brent Neiman, al subsecretario de Estado para la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental, Brian Nichols, entre otros. Además, contó con expresiones de apoyo que llegaron desde la Casa Blanca.
Milei está alineado con la Casa Blanca e Israel y no tiene intenciones de ceder un sólo espacio estratégico a lo que en su paranoia define como “regímenes comunistas”. Burns es consciente de ello y en ese contexto se inscribe su llegada a Buenos Aires.