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Rafael Pillado Lista (1942-2023). La fuerza histórica de la militancia comunista

 A un año de su fallecimiento, sus compañeros de la Asociación Fuco Buxán recordarán su legado de compromiso social en un acto de memoria el próximo 29 de febrero en el Centro Cultural Carvalho Calero de Ferrol    

Se cumple un año del fallecimiento de Rafael Pillado y sus compañeros de la Asociación Fuco Buxán recordarán su legado de compromiso social en un acto de memoria el próximo 29 en el Centro Cultural Carvalho Calero de Ferrol. En febrero de 2023 la familia, los compañeros del asociacionismo ferrolano, excamaradas y amigos de toda Galicia sabíamos de la proximidad de un desenlace que el mismo Rafael Pillado nos anunciaba pocas semanas antes del 20 de febrero, día en el que me comunicaban, al mismo tiempo su hermano Raúl y amigos de Fuco Buxán, la triste noticia que no por esperada dejó de impactarme.  

Hijo del militante comunista y dirigente de la Confradía de Pescadores Manuel Pillado, encarcelado durante la dictadura franquista en diversas ocasiones, Rafael, mecánico de monturas a flote en la Empresa Nacional Bazán de Ferrol, se incorporó a las filas del clandestino Partido Comunista en 1960. Desde ese momento inició un camino de intensa militancia política clandestina al amparo del magisterio social de Julio Aneiros y en compañía de otros históricos militantes comunistas del astillero ferrolano como Francisco F. Filgueiras, Francisco G. Vidal Balón, Jose Loureiro Lugrís entre otros. Su capacidad de trabajo, su interés por la formación política y su entusiasmo militante permitieron a los líderes comunistas del astillero intuir que estaban ante un potencial líder sindical y fue Aneiros quien, en 1964, le propuso realizar un curso de formación en la antigua RDA con una duración de varios meses. A su regreso a Ferrol, Pillado confirmaba las expectativas de un futuro liderazgo social y la dirección comunista lo convocaba como representante de Galicia a las reuniones de cuadros obreros de toda España en París en las que, a mediados de los años sesenta, diseñaban la estabilidad organizativa de las Comisiones Obreras y preparaban las elecciones de enlaces sindicales.Rafael Pillado, que participaba en aquellas reuniones con el seudónimo de Roberto Freire, encabezaría la candidatura auspiciada por la Comisión Obrera de Bazán que en 1966 consiguió una rotunda victoria sobre el verticalismo. Su participación en el Jurado de Empresa fue clave para las sucesivas luchas laborales que desarrollaron los trabajadores del astillero contra el intento de despido de los 1.200 trabajadores de la sección de Obras Civiles, así como para la conflictividad derivada de la negociación colectiva. Su participación, junto con otros enlaces sindicales de Bazán, también fue determinante para la coordinación de las movilizaciones sociales en los conflictos de Pysbe, Peninsular Maderera o MEGASA durante el segundo lustro de los años sesenta y comienzos de los setenta. Aquel protagonismo no le resultaría gratis y, en esos años, fue detenido en varias ocasiones y procesado tres veces por el Tribunal de Orden Público. La cárcel, los procesos en el TOP y su papel dirigente en los conflictos incrementaron su prestigio social y confirmaron un liderazgo obrero que rebasaría el ámbito de la comarca de Ferrol para contribuir, desde el primer nivel organizativo, a la consolidación de las Comisiones Obreras como miembro de su Coordinadora General y a la creación del Partido Comunista de Galicia en 1968.

A comienzos de los setenta, durante el estado de excepción, de nuevo fue encarcelado preventivamente y suspendido de cargos sindicales para impedir su participación en las elecciones de enlaces de 1971. Apartado del jurado de empresa de Bazán, se mantuvo en la dirección de las CC. OO. durante las movilizaciones y los paros en defensa del convenio de factoría que reivindicaban los trabajadores del astillero. La terrible represión policial con la que la dictadura respondió ante las demandas obreras en marzo de 1972 llevaría a Pillado a la cárcel junto al resto de la dirección de las CC. OO. y del PCG[1]. Desde aquel año las movilizaciones por la democracia y la amnistía convirtieron el grito “Pillado, Amor y Riobó” en un grito de libertad que recorrió Galicia. Condenado a siete años de cárcel en el proceso de los 23 de Ferrol, no recuperaría la libertad hasta meses después de la muerte del dictador. En febrero de 1976, los tres trabajadores de la Bazán eran los últimos líderes del movimiento obrero en España que salían de las cárceles franquistas.                                                                                                                             Con el inicio de la transición política, Pillado, que pertenecía al Comité Ejecutivo del PCE, fue candidato en las elecciones legislativas de 1977 y 1979 y sustituiría al histórico Santiago Álvarez como secretario general del PCG. La crisis interna de los comunistas españoles finalizaría con la expulsión de Santiago Carrillo y otros militantes entre los que estaba Pillado, que formarían el Partido de los Trabajadores para posteriormente integrarse en el PSOE. Después de una legislatura como concejal en el Ayuntamiento de Ferrol, Pillado, muy crítico con diversos aspectos de la política socialista, abandonó el PSOE para crear un colectivo cultural, la Asociación Fuco Buxán, en torno a la revista Razón Socialista. En los años noventa, reintegrado a su puesto de trabajo en la Bazán volvería a representar a los trabajadores como miembro del Comité de Empresa donde, conocedor de lo que ocurría en otros países, comenzó a denunciar los efectos del amianto como causante silencioso y lento de las muertes que estaban afectando a numerosos trabajadores con los que había compartido el trabajo en Bazán en las décadas precedentes.

Desde aquel momento Rafael Pillado comenzó una lucha incansable para aglutinar a sus excompañeros y denunciar las graves consecuencias que el uso de aquel material tenía para la salud de los trabajadores, responsabilizando al Gobierno y a la Empresa Nacional Bazán por continuar importando y utilizando en la construcción naval y otros sectores industriales un material cancerígeno cuando hacia décadas que ya se conocían los nocivos efectos de su utilización. En el 2004 impulsó la creación de AGAVIDA (Asociación Galega de Víctimas del Amianto.), al tiempo que mantenía el activismo sociopolítico y se implicaba en nuevas batallas sociales como miembro del Comité Ciudadano de Emergencia para la Defensa de la Ría de Ferrol, que luchaba contra la instalación de la planta de gas de REGANOSA. En los últimos años, inscrito en Podemos y partidario de la unidad política de la izquierda continuaba defendiendo los valores democráticos que habían sido el hilo conductor de su vida.  

     En ese tiempo, también dedicó especial atención a reivindicar la memoria de todos aquellos con los que había compartido la militancia en el Partido Comunista y en las Comisiones Obreras, tanto desde sus libros de memorias como con las actividades de Fuco Buxán[2]. Finalmente, en enero del 2022, Pillado hacía público que padecía un mesotelioma irreversible y que le quedaba poco más de un año de vida, pero que seguiría luchando contra los efectos de aquella lacra, “mi tiempo de vida está limitado, pero seguiré luchando contra este elemento asesino que es el amianto” y, al mismo tiempo que denunciaba en los tribunales a NAVANTIA (antes Bazán), contribuiría a promover un sinfín de actividades para conmemorar el cincuenta aniversario de los dramáticos acontecimientos, ya mencionados, del 10 de marzo de 1972, cuando en el contexto de la lucha por el V convenio colectivo de la Bazán, la policía ametralló una manifestación de varios miles de trabajadores.

En los últimos años de su vida, compartiendo diferentes actividades, pude disfrutar de su entusiasmo memorialista para promover y poner en práctica proyectos como “El año Quessada” (2016-2017) con las que difundimos en Ferrol la figura artística del gran pintor gallego, tan ligado a las luchas de los trabajadores de la Bazán y, sobre todo, durante su último año y medio de vida, programando la celebración del ya mencionado aniversario de los históricos acontecimientos de 1972.

Durante todo el 2022, nos mostraría por última vez su inagotable voluntad de militante, como podemos testimoniar los que con él formamos parte de la Comisión Memoria e Dignidade, creada para coordinar las actividades del aniversario. Hasta poco antes del 20 de febrero del 2023, su vida ya apagándose, Pillado participó activamente en las reuniones para diseñar las diversas actividades y estuvo presente como protagonista o espectador en la mayoría de ellas, a pesar de la enfermedad que lentamente iba consumiendo aquella energía que provenía de la firmeza de sus ideas y de su sentido del compromiso. Continuó trabajando hasta el último aliento, contraviniendo la lógica médica, el sentido común y los deseos de su ámbito familiar de pensar en la enfermedad y en el tiempo que le restaba, optó por cumplir lo que había prometido cuando lo anunció en la prensa. Se despidió personalmente de nosotros después de salir vencedor del último combate librado cuando las instancias judiciales le dieron la razón frente a Navantia. El Ayuntamiento de Ferrol y la ciudadanía le hacían un último reconocimiento, la medalla de oro de la ciudad, que recogía en un acto público unos días antes de su fallecimiento para despedirse colectivamente de sus conciudadanos, compañeros y amigos que lo arroparon.

La comarca de Ferrol y Galicia perdió un referente histórico, que intervino con honradez y un sentido ético irreprochable en la vida política y sindical de Galicia, reconocido por todos los que lo conocieron más allá de la diversidad de posiciones políticas, como pudimos comprobar en el sepelio celebrado en el cementerio de Catabois de Ferrol el día 22 de febrero. Los compañeros de Fuco Buxán y Memoria Histórica Democrática y los que compartimos ideas y luchas clandestinas o en democracia, en algunas etapas de su vida, perdemos no solo al incansable militante de todas las causas dignas de ser defendidas, sino también a un amigo siempre afectuoso en las coincidencias o diferencias del pasado o del presente, que en los momentos difíciles era capaz de poner en primer plano la solidaridad, el sentido unitario y, sobre todo, aquello que une a las personas, el afecto del mutuo reconocimiento y la amistad. 

    Hoy lo recuerdo esbozando una leve sonrisa dejando caer un único lamento ante la inminencia de la muerte: “lo que me jode de esto, Alén, es que aún me quedaban muchas cosas por hacer que podría realizar”. Conocer a personas de la generosidad social de Rafael y de la dignidad con la que afrontó su desaparición física, supone un magisterio de vida. No puedo más que rememorar su sentido de la amistad y como historiador su disposición para responder, siempre y sobre todo, con un gran esfuerzo en los últimos meses, a mis preguntas sobre temas relacionados con su experiencia del trabajo en el astillero o para aceptar una última sesión de fotos en su “lugar de memoria”, el cruce de las Pías, donde vio como a su lado Daniel Niebla y Amador Rei caían abatidos por las balas de la policía franquista. Pillado ha desaparecido físicamente de nuestras vidas, pero los que compartimos con él luchas e ideas sociopolíticas en algún momento de nuestra vida y la reivindicación de la memoria democrática, nunca podremos olvidarlo.


Notas:

[1] Sobre este conflicto véase José Gómez Alén (coord.), 1972 Un conflicto político del movimiento obrero gallego por la democracia, Fuco Buxán, Ferrol 2022.

[2] Su testimonio militante está recogido en: Latidos de vida y conciencia. Memorias colectivas de Rafael Pillado I, Fuco Buxán, Ferrol, 2012 y La dura luz de la memoria. Memorias colectivas de Rafael Pillado II, Fuco Buxán, 2019.

(*) Historiador, Fundación de Investigaciones Marxistas