Foto: El apoyo a “Israel” que podría costarle otra guerra a Estados Unidos
Biden ha apoyado de forma diplomática y militar el genocidio de Gaza y hasta hace poco creían que solo ellos (él y Netanyahu) estaban dirigiendo la escena, pero ya confirmaron que no es así. El mundo está a punto de ver una guerra regional de grandes magnitudes donde Estados Unidos no va a ganar, pero la región seguirá perdiendo.
Gaza, su destrucción diaria, y el genocidio aún sin juzgar han demostrado una sola realidad. Quien único puede detener a “Israel” en su agresión contra la Franja es Estados Unidos. El mismo país que lo ha apoyado militar y diplomáticamente, el mismo país que ha bloqueado con su voto todas las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU que piden un alto el fuego, el mismo gobierno que puede lograr que un veredicto de la Haya, favorable a los palestinos, no llegue a concretarse.
Sobre la duración y la conducción de la agresión militar a Gaza, el secretario de Estado, Antony Blinken, expresó a CNN recientemente que “estas son decisiones que debe tomar “Israel”, pero sabemos que en la práctica no funciona así. Una conversación a puertas cerradas entre Biden y Netanyahu pudiera cambiar radicalmente el rumbo de los acontecimientos, un cambio en la política de la Casa Blanca obligaría a Tel Aviv a modificar o detener sus operaciones militares aunque luego, para la opinión pública, se manejara un discurso diferente.
Sin embargo, hasta el momento el presidente, el secretario de estado y los líderes del Congreso de ambos partidos de Estados Unidos han apoyado los bombardeos contra los palestinos. Intentan omitir de esa forma, la opinión casi mayoritaria del resto de los países y el rechazo a la guerra de dos tercios de la población estadounidense.
El viejo matrimonio entre Washington y Tel Aviv se sustenta en matices políticos, sociales, religiosos y estratégicos, pero sobre todo se mantiene sobre una base que sostiene todo lo demás: mucho dinero.
Si no existiera “Israel” Estados Unidos tendría que inventarlo
El presidente estadounidense Harry Truman se convirtió en el primer líder mundial en reconocer a “Israel” en 1948. Desde ese momento ambos países mantuvieron relaciones bilaterales, pero sería una guerra el acontecimiento que definiría la consolidación de sus alianzas. La victoria de “Israel” en el conflicto de 1967, conocido como la guerra de los seis días, contra varios estados árabes, hizo que Estados Unidos pusiera su atención en lo útil que pudiera resultarle un aliado de ese tipo en Medio Oriente. Fue durante dicha guerra que “Israel” ocupó franjas de nuevos territorios, incluidos Gaza y Cisjordania, pero para Washington lo estratégico resultaba la posibilidad de usar a Tel Aviv contra los aliados de la Unión Soviética en la región. El entonces presidente estadounidense, Lyndon B. Johnson, fue el primero en recibir a un primer ministro israelí en la Casa Blanca y también en entregar sistemas de armas ofensivas a “Israel”. No obstante, desde el mandato de John F. Kennedy, Estados Unidos e “Israel” ya habían creado una alianza militar que crecería en las siguientes décadas.
Desde los años 70, Washington se comprometió a ayudar a que su aliado en Medio Oriente mantuviese una ventaja militar cualitativa frente a sus vecinos y potenciales adversarios. A ese propósito se dedica un gran porciento del financiamiento que recibe por parte de la nación estadounidense.
Durante la administración de Ronald Reagan en los 80, Estados Unidos e “Israel” definieron el marco de financiación económica y militar sobre el que se apoyaron los miles de millones de dólares que los presidentes estadounidenses aprobarían en mandatos posteriores. En 1989, George H. W. Bush definió a “Israel” como un aliado importante extra-OTAN, lo que posibilitó abaratar la venta de armamento a Tel Aviv.
Actualmente “Israel” constituye el principal receptor de ayuda estadounidense, un apoyo que le ha permitido transformar sus Fuerzas Armadas y convertirlas en una de las mejores a nivel mundial. Por ejemplo su conocido Domo de Hierro construido en 2011, fue desarrollado por la empresa estatal israelí Rafael Advanced Defense Systems con componentes fabricados en Estados Unidos. Washington ayudó a financiarlo con una “subvención” de $200 millones de dólares
Según datos de los departamentos de Defensa y Estado, desde 1951 hasta 2022 (el año más reciente del que existen datos) la ayuda militar estadounidense a “Israel”, ha sido de 225 mil 200 millones de dólares
En 2022, Washington le entregó a Israel 3 mil 300 millones de dólares en ayuda exterior. Unos 8,8 millones de esa cantidad se destinaron a la economía del país y el 99,7% se entregó a las fuerzas armadas.
“De acuerdo con el último memorando de entendimiento entre ambos países, se asigna a “Israel” un mínimo de 3 mil 800 millones de dólares anuales hasta el 2028. Alrededor de 3 mil 300 millones de dólares corresponden a la Financiación Militar Extranjera (FME), que representa cerca del 16% del presupuesto de defensa israelí, que en 2021 rondaba el 5,71% de su PIB. Los 500 millones de dólares restantes se dedican a los programas de defensa antimisiles conjuntos, como el Iron Dome, Arrow II y Arrow III, y David’s Sling. Los memorandos previos no incluían esta partida para la defensa antimisiles, que se asignaba de manera separada”.[1]
Los patrocinios pro israelíes en la política de Estados Unidos
La asistencia a “Israel” es uno de los pocos temas en los cuales coinciden ambos partidos estadounidenses y eso se debe al accionar de varias organizaciones que operan públicamente como parte del lobby pro israelí. Hablamos de grupos poderosos que durante años han ejercido toda la presión posible para asegurar que las políticas estadounidenses, sea cual sea el gobierno de turno, aseguren un apoyo permanente a “Israel”. Dentro de las más conocidas se encuentran el AIPAC (el Comité de Asuntos Públicos Estados Unidos – Israel), el CUFI (Cristianos Unidos por Israel) y la CoP (la Conferencia de Presidentes de las Mayores Organizaciones Judías de los Estados Unidos).
¿De qué forma logran sus objetivos dichas organizaciones? Extendiendo su radio de acción en el escenario mediático, político y social. Por ejemplo, apoyan a ciertos canales, voceros o periodistas que difundan su narrativa donde imponen matrices de opinión favorables a sus objetivos. También trabajan en universidades, en proyectos educativos o incluso en campañas de redes para influir sobre la opinión pública de los jóvenes.
Un estudio de 2019 analizó 50 años de titulares de noticias sobre el conflicto entre “Israel” y Palestina y encontró que en Estados Unidos los periódicos tienen más del doble de probabilidades de citar fuentes israelíes que las palestinas.
Desde el pasado 7 de octubre, la prensa internacional cubre el conflicto desde “Israel” con una visión totalmente parcializada ya que el propio régimen impide la entrada de los medios a Gaza. Sin embargo, son pocas las organizaciones mediáticas que dan voz al continuo trabajo que están realizando los periodistas palestinos que aún sobreviven en la Franja. Con una labor sistemática en sus redes sociales publican fotos, videos y todo tipo de información de primera mano sobre lo que sucede en Gaza, pero solo una pequeña parte de esos contenidos se refleja en los medios estadounidenses que continuamente deshumanizan el dolor de miles de civiles palestinos.
Desde el pasado 7 de octubre, la prensa internacional cubre el conflicto desde “Israel” con una visión totalmente parcializada ya que el propio régimen impide la entrada de los medios a Gaza. Sin embargo, son pocas las organizaciones mediáticas que dan voz al continuo trabajo que están realizando los periodistas palestinos que aún sobreviven en la Franja. Con una labor sistemática en sus redes sociales publican fotos, videos y todo tipo de información de primera mano sobre lo que sucede en Gaza, pero solo una pequeña parte de esos contenidos se refleja en los medios estadounidenses que continuamente deshumanizan el dolor de miles de civiles palestinos.
En ese mismo empeño, el propio presidente Biden llegó a cuestionar el número de muertos palestinos alegando que el ministerio de salud de Gaza está controlado por Hamas, a lo cual ese organismo respondió con la publicación en el momento de la declaración, de un documento de más 200 páginas que contenía los nombres, la edad, el sexo y los números de identidad de los cerca de 7 mil palestinos que habían fallecido hasta entonces.
En el plano político, desde hace décadas el lobby pro israelí financia campañas electorales de ciertas figuras que sean favorables a Tel Aviv y ataca con bastante dinero las campañas de otros aspirantes que no le sean afines. Hay mucha gente sentada hoy en el Congreso de Estados Unidos gracias al financiamiento de “Israel”.
Según la página especializada Open Secrets un total de 279 políticos estadounidenses recibieron fondos para sus campañas provenientes de grupos proisraelíes en el periodo de 1990 a 2024. Encabeza la lista el actual mandatario Joe Biden con un total de 5 millones 223 mil 313 dólares. Una cifra que no es pura casualidad. Le sigue el senador Robert Menéndez con 2 millones 500 mil cinco dólares. Menéndez enfrenta en la actualidad acusaciones formales por parte de fiscales generales por haber recibido regalos del gobierno de Catar, también presuntamente fue sobornado por el gobierno de Egipto. Curiosamente, los financiamientos proisraelíes escapan a cualquier investigación judicial. En tercer lugar de la lista se encuentra Hillary Clinton con 2 millones 358 mil 112 dólares durante su tiempo como senadora, patrocinio que estuvo presente en sus decisiones como secretaria de estado de Barack Obama.