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Chile. Partidos de izquierda, políticos devaluados y hasta Cristina Kirchner se han convertido en “canonizadores” del fallecido derechista Piñera /Mientras, cientos de jóvenes recordaron en Plaza de la Dignidad que “él es igual a Pinochet”

 


La hipocresía y el oportunismo facilista suele ser una marca registrada de los políticos burgueses que pululan en los parlamentos. Y es en esa línea que no puede sorprender que ante la muerte -poco heroica- del ex presidente Sebastián Piñera (se vino abajo con el helicóptero de su propiedad), ahora surjan cientos de endiosadores de su figura, y abonadores de la desmemoria colectiva.

Primero, Piñera no es lo que nos quieren contar, sino lo que magistralmente, entre otros lacras que carga en su mochila, relata el escritor y periodista chileno-venezolano Sergio Rodríguez Gelfenstein en su nota publicada en este medio: https://acortar.link/5kRtcH

Piñera, además tiene en su haber: 40 asesinados, la mayoría de ellos jóvenes, 460 mutilados oculares, a los que esa institución de criminales seriales que son los Carabineros, balearon con saña durante la Revuelta popular de 2019, apuntándole a los ojos. Piñera es quien facilitó a los verdugos, la represión feroz contra las movilizaciones populares, que terminaron con torturas y agresiones armadas contra miles de personas, así como son miles la cantidad de presos y presas que acumuló su gestión, varios de los cuales aún siguen en las cárceles con el gobierno continuista de Boric.

Piñera es quien afianzó la guerra total contra el pueblo Mapuche, militarizando el territorio, allanando viviendas, apoderándose de todo lo que encontraban a su paso. También es quien mantuvo en las cárceles de alta seguridad a varios revolucionarios chilenos como Mauricio Fernández Norambuena y otros luchadores.

De alli, que resulta patético que algunos, en Chile, Argentina y otros países del continente, que se dicen marxistas, socialistas o progresistas, hayan terminado expresando sus condolenias por la muerte de ese “demócrata” que “ya no va a estar entre nosotros”, aclarando que si bien mantenían diferencias, no es el momento de exponerlas ahora. Sin duda, no les conviene exponerlas porque son parte de la misma familia, la del capitalismo. Todos ellos y ellas se inscriben en ese Chile del continuismo pinochetista contra el que se produjo la saludable Revuelta popular.

No olvidar tampoco los intentos descarados de Piñera, junto al Secretario de la OEA, Luis Almagro, de desestabilizar a la Revolución Bolivariana, su presencia junto a la ultraderecha latinoamericana en la denominada “batalla de los puentes”, cuando la Colombia uribista quiso invadir Venezuela y fueron rechazados por el bravo pueblo. O los dichos repetidos de Piñera acusando a Cuba de ser una dictadura, y sus embestidas contra Nicaragua y Bolivia. O su obsecuencia con los genocidas israelíes, con los que intercambió inteligencia militar en varias oportunidades.

Algo parecido a los dichos de sus pares del “progresismo” chileno, es la declaración de Cristina Kirchner, que considera al inspirador de las políticas criminales impulsadas durante su mandato, casi como un par, un “demócrata”.


En el extremo opuesto, están todos aquellos que sufrieron la represión y las políticas de miseria que Piñera generó. Esos, los rebeldes, los que se crecieron durante la Revuelta, volvieron esta semana a la emblemática Plaza de la Dignidad, a festejar el hecho de que un criminal como Piñera ya no pise la misma tierra por la que caminaron Salvador Allende, Víctor Jara o Miguel Enríquez. Sí, festejaron con todo derecho, recordando a sus hermanos asesinados, a sus presos y a tantos que fueron torturados en las comisarías. Se abrazaron y cantaron esa consigna que atronó las calles de todo Chile entre el 2019 y el 2020: “Piñera, conchitumadre, asesino, igual que Pinochet”, rubricado con otra estrofa que se repite por estos días; “el que no salte, es paco”, dedicado a los Carabineros.

Piñera se fue definitivamente, pero como el dictador español Francisco Franco, lo dejó “todo atado y bien atado”, a través de su sucesor Boric, quien sigue su derrotero y recoge su legado, aunque intente disimularlo posando como progre.

EL RECUERDO “EMOCIONADO” DE CRISTINA KIRCHNER: