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Caneliñas, un gran proyecto aún en crecimiento

 


El pasado jueves, en el marco de la firma de un convenio con la compañía china Arcfox para la importación vía Ferrol de vehículos eléctricos, el presidente de la Autoridad Portuaria, Francisco Barea, señaló que la terminal de contenedores, en operación desde 2017 y una de las grandes apuestas del organismo para la diversificación, se encontraba en la primera de sus cinco fases de desarrollo.


El dato, si bien puede parecer anecdótico, muestra la visión de esta entidad sobre la situación de Caneliñas y sus operaciones. Y es que, aunque han pasado 16 años desde su entrada en operación, el puerto exterior de Ferrol sigue en fase de expansión, de crecimiento. Esta realidad puede verse en su evolución a lo largo de estos tres lustros, adaptando su actividad a la realidad económica e industrial de la comarca.


Así, lo que comenzó como un enclave para la carga y descarga de carbón y graneles sólidos –y, en menor medida, la mercancía general–, ha ido adoptando nuevos tráficos e implantando las últimas tecnologías, además de mejorar sus infraestructuras. En octubre de 2008 entraba en funcionamiento la planta de biodiésel de Entabán y en junio de 2009 la de Infinita Renovables –cedida en 2014 a Masol Iberia–, abriendo así las puertas a los graneles líquidos.

 

Cambio de paradigma       Sin embargo, si hay una fecha clave en el desarrollo de las instalaciones es, sin duda, el mes de abril de 2018, cuando Endesa anunció el futuro cierre de su central térmica de As Pontes. Si bien apenas semanas antes la eléctrica, propiedad del grupo italiano Ence, había asegurado que su proyecto de modernización de las instalaciones ayudaría a salvar el incremento en el precio de las emisiones, dicho aumento, de un 25% en menos de un año, demostró ser demasiado para la multinacional.


Este cambio de estrategia supuso para el Puerto el inicio del declive en su principal tráfico –al que más adelante se sumaría la bauxita por la crisis de Alcoa– y, al mismo tiempo, una llamada de atención de que era el momento de apostar por otras líneas de negocio. De este modo, la terminal de contenedores, que había comenzado su andadura el año anterior con la concesión a la turca Yilport, vio un gran impulso a su actividad, ganando nuevas líneas regulares en sus siguientes ejercicios –pasó de contar con una ruta al Reino Unido de la mano de la ya extinta MacAndrews a recibir mercancía de todo el mundo con su última incorporación, la singapurense X-Press Feeders–.


El futuro


Tras este repaso por la evolución de Caneliñas es de justicia plantear qué depara el futuro para estas instalaciones. En menos de un año estará terminada –y posiblemente ya en operación– la conexión ferroviaria entre los puertos interior y exterior; una inversión de unos 100 millones de euros que a su vez permitirán unir a Ferrol con las grandes redes de mercancías europeas –en el peor de los casos en 2030, aunque la Autoridad Portuaria reivindica su incorporación en la red básica–.


Respecto a los tráficos, el aumento de cargas y descargas de contenedores y el impulso de los graneles líquidos para paliar la caída de los sólidos comienza a acercar la ciudad naval a los dos grandes “jugadores” gallegos: A Coruña y Vigo. Al mismo tiempo, la presencia de China podría suponer un importante impulso para estas áreas, además de, en palabras del propio Francisco Barea, un “imán” para otras compañías del continente asiático. En este sentido, cabe recordar que Arcfox no es el único factor a tener en cuenta en esta estrategia. Sentury Tire, firma líder en el desarrollo de neumáticos, empleará Caneliñas para despachar su producción en As Pontes, mientras que Qihe Biotech, también en esta villa, hará lo propio con los hongos comestibles.


Las cartas están sobre la mesa y, por el momento, parece que el Puerto ha sabido jugar su mano.