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Palestina. Resistencia hasta vencer

 


La Operación militar “Tormenta de Al Aqsa” llevada a cabo por el Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina – HAMAS – este jueves 7 de octubre del 2023 ha logrado, no sólo elevar la voluntad del pueblo palestino de avanzar hacia su definitiva autodeterminación, sino que ha mostrado el poderío y la voluntad combativa de la resistencia palestina que, desde Nablus, Yenín, Al Quds, Al Jalil hasta Gaza le demuestra al mundo que la resistencia es una realidad.

Hasta ahora la operación se ha saldado con la muerte de 700 israelíes entre soldados, colonos de los asentamientos ilegales y policías y 2.500 heridos a lo que hay que sumar la detención de una cifra indeterminada de colonos y militares. Teniendo presente que los colonos asentados en territorio palestino representan una fuerza paramilitar. 

Un estado de situación que no termina de consolidar la determinación de vencer al régimen nacionalsionista israelí, hasta la completa libertad de Palestina su tierra y su pueblo con pleno convencimiento del martirio que ello significa para gran parte de aquellos combatientes que entraron en sus tierras ocupadas desde hace largos años por el régimen israelí, sus tropas SS – soldados sionistas – y colonos de los más extremistas de una sociedad de por si violenta, racista y que considera a los Goyim – a los no judíos – con desprecio. 

La operación militar de las fuerzas de resistencia se ha extendido a otras zonas de palestina, incluyendo a Cisjordania donde las fuerzas de la Yihad islámica con su Brigada Al Quds incursionaron en asentamientos sionistas como el de Ainaf. Igualmente, Hezbolá realizó una serie de ataques contra instalaciones militares del régimen sionista en el norte de la palestina ocupada. Todas ellas demostración que es el conjunto de las fuerzas de la resistencia quienes, con apoyo del Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano, están generando un claro cambio en la correlación de fuerzas en Palestinas. 

Por su parte el régimen nacionalsionista israelí ha llevado a cabo un bombardeo indiscriminado sobre la población de la Franja de Gaza, que ha significado, hasta ahora, el asesinato, según el Ministerio de Sanidad de Gaza de 687 personas, entre ellas cerca de un centenar de niños, y han causado más de 3.700 heridos. Todo ello bajo la consigna impulsada por el primer ministro de esta entidad y su ministro de guerra Yoav Gallant, quien ha declarado el sitio total de Gaza: “Estamos imponiendo un sitio total en Gaza, no habrá electricidad, ni comida, ni agua, ni combustible, se cerrará todo. Estamos combatiendo contra animales humanos y estamos actuando en consecuencia” (1). ¿Algo nuevo en este tipo de decisión y declaraciones racistas? Ninguna pues el régimen nacionalsionista israelí lo ha hecho desde el momento mismo que proclamó su nacimiento en mayo del año 1948 sobre el total del pueblo palestino y en especial sobre gaza tras el bloqueo impuesto desde el año 2006 a la fecha. Las afirmaciones de Gallant no han merecido reparo alguno de todos aquellos políticos europeos, estadounidenses, que en general suelen vestirse de demócratas y rasgan vestiduras por la justa respuesta de la resistencia palestina frente a décadas de exterminio llevado a cabo por el sionismo.La entidad nacionalsionista israelí ejecuta una política de exterminio contra la población palestina, que a partir de este 7 de octubre recibió una justa, clara y contundente ¡no más! por parte de la resistencia Palestina, primero con HAMAS y que hoy incorpora a otros movimientos y organizaciones, demostrando con ello que es el conjunto del pueblo palestino quien ha echado a andar su camino hacia su definitiva liberación. El sionismo, como es habitual mueve sus fichas políticas internacionales  y promueve, con la hipocresía que la caracteriza, un lavado de imagen, presionando para que nuestras sociedades asuman la narrativa victimista de una sociedad que sigue profitando del tema del holocausto y el supuesto antisemitismo con su mezcla de sionismo-judaísmo y semitismo, de tal manera de presentar las denuncias contra sus crímenes de guerra y lesa humanidad como ataques con el “pueblo judío” en una repetición de los denominados pogromos. Mismo que ejecutan las administraciones israelíes contra los palestinos en Cisjordania.

Un Israel que hace del concepto del Holocausto una expresión exclusiva y excluyente, donde no caben otros exterminios pues sacan a relucir que tal conducta refleja un ataque como el ejecutado en su oportunidad por el nacionalsocialismo. Para ese sionismo, no hay más muertos que los europeos de creencia judía asesinados por el nacionalsocialismo. No existen los 26 millones de ciudadanos soviéticos asesinados por el mismo régimen, decenas de miles de hombres y mujeres con discapacidad mental, prisioneros de guerra de distintas nacionalidades, gitanos y prisioneros políticos de la propia Alemania. No existe en esa idea y práctica sionista el asumir el exterminio llevado a cabo contra el pueblo palestino desde el año 1948 a la fecha. 

En un libro de mi autoría (2) señalo que “los procesos de colonización y neo colonización poseen elementos estructurales que se repiten con una regularidad digna de cualquier experimento científico, por lo que no debe sorprendernos que los protagonistas de la construcción de Estados Nacionales en tierras distintas a las de su origen, hayan debido recurrir siempre y en todo lugar a la negación de la existencia de las primeras naciones de aquellos territorios, mediante el genocidio y la limpieza étnica, primero, y luego mediante la construcción de un relato cuya única misión es blanquear dicho proceso, del que mayoritariamente se conoce la versión del victimario, omnipresente en los medios de comunicación y en los discursos oficiales de las potencias mundiales… todos los días, a toda hora y casi sin contrapeso, contando con la actitud cómplice de gobiernos de todos los colores políticos y de todas las latitudes que, abrazando la tesis de las cuerdas separadas, han promovido un proceso de normalización de relaciones comerciales, culturales y militares con la potencia ocupante, Israel, sin que jamás hayan expresado una condena clara y tajante a las sistemáticas y permanentes violaciones a los Derechos Humanos en Palestina”

Hoy ese relato cómplice se trata de imponer en todos los medios occidentales y sus seguidores en países sin soberanía política. Es parte del discurso vergonzoso de mandatarios como el estadounidense Joe Biden, de Emmanuel Macron de Francia, de la presidenta de la Comisión Europea Ursula Von der Leyen. Declaraciones incluso de partidos que se hacen llamar progresistas que en forma entusiasta suelen asumir la “teoría del buenismo” de condenar toda muerte sin detenerse momento alguno para contextualizar y dar cuenta que no se puede equiparar al victimario (Israel) con la víctima (Palestina). No es posible hablar de una guerra pues el desbalance militar es monumental. Se trata simple y llanamente de la resistencia de un pueblo nate un régimen exterminador, criminal, violador de los derechos humanos del pueblo palestino. Todo lo demás es simplemente acompañar una narrativa falsaria como la que desea presentar a las fuerzas de la resistencia palestina como organizaciones terroristas cuando en verdad están ejercido su legítimo derecho a la defensa, a la liberación de su pueblo e impedir las políticas de exterminio llevado a cabo por el nacionalsionismo israelí.  Un régimen destinado a extinguirse en función de sus propias contradicciones al no poder sustentar un proceso de ocupación y colonización, que ha creado dos enormes campos de concentración como son la Franja de Gaza y Cisjordania cuya población viene demostrando con su lucha que no está dispuesta a seguir soportando más crímenes.

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