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Mélenchon, Corbyn y Belarra entre los pocos líderes europeos que condenan el genocidio en Palestina

 

                   

          

Jeremy Corbyn en Reino Unido, Jean-Luc Melénchon en Francia y en España Ione Belarra hacen frente a la equidistancia de otros líderes europeos o al apoyo férreo de personajes como Ursula Von Der Leyen a Netanyahu

En tan sólo una semana de iniciada la represalia del Estado de Israel en Gaza tras los actos cometidos por Hamás el sábado pasado, hay ya 2.215 palestinos y 1.300 israelíes muertos. Sólo el sábado 14 de octubre murieron 300 personas en Gaza a causa de los ataques israelíes después de un ultimátum imposible de cumplir: más de un millón de personas sin acceso a agua o electricidad debían migrar del Norte de Gaza hacia el Sur para “evitar” los bombardeos.

Mientras el contexto iba in crescendo, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von Der Leyen, se reunía con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y le trasladaba su apoyo: “Este es el momento de unir fuerzas contra el terror. E Israel puede contar con la Unión Europea”, señaló en sus redes sociales. Un abierto posicionamiento a favor de las acciones israelíes que siguen cobrando vidas a cada hora que pasa. Por su parte, diversos líderes europeos han planteado una mirada equidistante obviando los precedentes que desde hace más de siete décadas indican que el estado de Israel actúa fuera del derecho internacional de manera sistemática. Ese fue el caso del presidente en funciones español, Pedro Sánchez y del Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell. En la misma línea, el presidente francés, Emmanuel Macron, resalta la activa movilización francesa para “poner fin a este periodo de violencia y tensión” y reafirma que “Gaza, como en cualquier lugar, el derecho humanitaria debe ser respetado”. Esto sigue sin ocurrir sin que quienes defienden esa ley humanitaria planteen ninguna medida para garantizar su cumplimiento.

Sin embargo y más allá de las declaraciones, hay actos que en los últimos días hablan elocuentemente sobre el tipo de posicionamiento de los gobiernos. El caso francés, por ejemplo, da muchas pistas. El país vecino ha prohibido las manifestaciones en solidaridad con Palestina con el argumento de que “podrían causar alteraciones de orden público”. Pese a ello, la movilización solidaria en París ha sido contundente y la respuesta del gobierno ha sido la represión utilizando tanques de agua y realizando arrestos.

Mélenchon, Corbyn y Belarra están planteando una alternativa a la lógica de guerra que se asume con pasividad, en ocasiones, y con complicidad, en otras, por parte de la mayoría de líderes políticos de la Unión Europea.

En medio de ese clima, suenan algunas voces —pocas— que enfrentan el discurso equidistante. Es el caso de Jean-Luc Mélenchon quien, por señalar que “todos los criminales de guerra deben ser juzgados y condenados”, ha sido víctima de una campaña mediática en contra de la organización política que lidera, La France Insumise. Mélenchon ha denunciado “los crímenes de guerra cometidos contra los palestinos en Gaza” y el silencio cómplice de quienes denuncian a La France Insumise por decirlo: “En Gaza los crímenes de guerra se multiplican. Mientras tanto reina el silencio de los indignos con geometría variable o amenazas de muerte y acoso telefónico sobre la base de una campaña mediática y política contra La France Insumise”.