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La crisis climática deja un coste de 16 millones de dólares por hora en los últimos 20 años

 

Una publicación de 'Nature' calcula por primera vez los daños económicos globales generados por desastres ambientales vinculados al calentamiento del planeta en los últimos 20 años. La mayoría de las pérdidas son provocadas por tormentas.




La mayoría de informes y estadísticas oficiales están subestimando los daños reales de la crisis climática. Esta es la conclusión a la que han llegado varios investigadores que, en una publicación en la revista Nature, calculan que en las dos últimas décadas la factura global de los desastres ambientales asciende hasta los 2,8 billones de dólares. Cada año, desde el 2000 hasta 2019, se han computado daños por un valor medio de 143.000 millones de dólares, es decir, 16 millones de dólares cada hora por sequías, olas de calor, grandes incendios o inundaciones.

En el análisis, los investigadores señalan que en la mayoría de los reportes sobre daños económicos de catástrofes naturales se atiende únicamente a las pérdidas directas, obviando que las indirectas tienen un alcance muy elevado e importante.

Esto tiene que ver con las pérdidas para empresas que, por ejemplo, en una inundación no pueden circular por carretera para llevar a cabo su labor, o el desempleo temporal que puede generar la paralización de un determinado sector. De hecho, este tipo de costes indirectos pueden pasar factura más allá de la zona afectada por el desastre, incluso fuera del país donde se producen.






De los 185 desastres naturales registrados, el 64% de los costes provocados están relacionados con tormentas, el 16% se atribuyen a olas de calor, y las inundaciones y sequías generan el 10% de las pérdidas. Los incendios forestales, según la publicación científica, representan el 2% de la factura climática de las dos últimas décadas. 

En estos 20 años, los fenómenos meteorológicos adversos han causado 60.951 muertes atribuibles a la crisis climática, una cifra que también tiene repercusiones económicas y que se incluye en la factura global de pérdidas. En total, los decesos llevan asociados un coste económico valorado en 431.800 millones de dólares.

Mucha gente se siente incómoda con la idea de que pongamos precio a la vida, pero esta es una práctica económica estándar y se produce porque necesitamos tomar decisiones sobre el valor de las inversiones en todas las cosas", explicó a The Guardian Ian Noi, profesor de la Universidad de Victoria de Wellington en Nueva Zelanda y uno de los autores del informe.