La precariedad se agudiza donde ya existía, y comienza a
extenderse a más grupos sociales. En los espacios naturales, la pérdida de biodiversidad y el
cambio de las condiciones biofísicas vuelve más frágiles los ecosistemas y dificulta las
funciones que la naturaleza cumple, como la limpieza del agua, la polinización o el
mantenimiento de los suelos.
Todos estos fenómenos se interrelacionan a través de un sistema económico, político y cultural
que da la espalda a la crisis ecosocial y que se sostiene debido a la explotación de la tierra, de
las poblaciones más vulnerables y muy especialmente de las mujeres. Patriarcado, capitalismo
y colonialismo son estructuras socialmente normalizadas que atraviesan el cambio climático,
generando efectos muy desiguales en…
[12:26, 7/10/2023] Karlotty: Repatriarcalización de la vida con el cambio climático
Los daños asimétricos del cambio climático recaen con más fuerza en quienes menos
contribuyen a generarlos y se manifiestan de forma especial sobre las mujeres. Las catástrofes
ambientales se ceban con intensidad sobre ellas. Recordemos que más del 75% de las
personas que fallecieron en el tsunami de Asia en 2004 eran mujeres, según la OMS. Esto se
debe a una cultura patriarcal, que se traduce en menor autonomía en la movilidad y en la toma
de decisiones, menor poder y formación para gestionar colectivamente las dificultades y
mayores responsabilidades de cuidado impuestas, agravadas por una reducción al acceso a
ayudas y servicios. El deterioro ambiental supone un empeoramiento de la salud y en
consecuencia más necesidades de cuidados que precisan de tareas, en su mayor parte
feminizadas.
Encontramos un patrón similar en las
migraciones climáticas, donde el 80% de
las personas desplazadas son también
mujeres, de acuerdo con la ONU. Cuando
estas migran encuentran más dificultades y
riesgos, pues a menudo se desplazan
haciéndose cargo de personas
dependientes, con escasos recursos y
sufriendo abusos de todo tipo.