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Cuba. Palestina duele

 



Estudiantes universitarios y personal de la salud en La Habana expresaron su solidaridad con la causa palestina y su repudio al genocidio cometido en la Franja de Gaza, con la complicidad de muchos gobiernos de Occidente.

Palestina duele en Cuba. En la calle, en las escuelas y centros de trabajo, la gente pregunta qué pasará con esas personas atrapadas bajo fuego sostenido, y quién tiene poder para detener el impulso genocida de “Israel”, porque es una vergüenza para el mundo asistir a ese espectáculo terrible y no actuar de inmediato.

El personal de salud es de los más estremecidos, por solidaridad con sus colegas en la Franja de Gaza y por la impotencia de ver vidas que se pierden sin el más mínimo alivio, bajo las bombas y los escombros, pero también por falta de oxígeno, de medicamentos, de equipos para ayudar a nacer o a reanimar corazones: el de los enfermos y el de toda la gente en Occidente que contempla con frialdad o aplauden las violaciones a sus propias leyes.

En el Hospital Docente Salvador Allende, en La Habana, trabajadores y estudiantes detuvieron su faena para unirse en grito de reclamo por el fin de la barbarie del gobierno sionista, que disfraza de autodefensa su desesperación por aniquilar al pueblo palestino, legítimo dueño de esos territorios usurpados hace 75 años, e insiste en negarle su derecho a ser reconocido como Estado soberano.

En el acto de este viernes participaron profesionales de la institución y trabajadores del Ministerio de Salud Pública cubano, junto a jóvenes de la cercana facultad de Derecho de la Universidad de la Habana, convocados por la Federación de Estudiantes Universitarios, la FEU de Cuba.

El profesor Luis Rivero, jefe de Relaciones Internacionales de la institución médica, reiteró la necesidad de hacer valer la autodeterminación del pueblo palestino, y denunció la doble moral de las “democracias” que respaldan al ocupante mientras sus ciudadanos condenan con firmeza tanto ensañamiento, en especial con los niños, mujeres y ancianos gazatíes, en clara demostración de cuánto quieren eliminar las raíces y anular el futuro.

A nombre de sus compatriotas palestinos hablaron los estudiantes de Medicina Sami Sawalha y Sharaf Huwari, cuyo dolor se vio multiplicado en los presentes, y en centenares de médicos, enfermeros y técnicos cubanos, quienes han vivido alguna vez el horror de la guerra como internacionalistas, pero lo ven ahora multiplicado por mil en apenas una semana y en un trozo de tierra más pequeño que la capital de la mayor de las Antillas.
Sawalha y Huwari contaron de los casi dos millares de muertos identificados, del medio millón de personas desplazadas de su hogar y acorraladas, porque el enemigo no le permite ir a otras regiones, y de las viviendas, escuelas, hospitales y otras instituciones golpeadas por la metralla, hasta hacerlas desaparecer.
Confesaron cuánto quisieran estar allá, al pie de su casas destruidas, con sus familias, y dar sus almas “por la causa justa de Palestina sobre la tierra palestina”.
Recordaron también que esta no es solo una batalla de los árabes y musulmanes, pues cruza las fronteras religiosas y étnicas para convertirse en la defensa de la humanidad y el valor, y puede ser abrazada por cualquier ser humano a quien importen la libertad, la justicia y la dignidad.
Junto a ellos, futuros galenos en quienes deposita su pueblo la esperanza de reconstrucción, muchas voces en Cuba se alzan para gritar cien veces ¡No a “Israel”! y ¡No al imperialismo! en cualquiera de sus perversas acciones.

Fuente: Al Mayadeen