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La OTAN, responsable directa de la "calamidad de proporciones épicas" de Libia NAZANÍN ARMANIAN

 




Sucedió en un gafado 11 de septiembre. El mismo huracán Daniel que días antes pasó por Grecia, Turquía y Bulgaria, sin causar grandes pérdidas humanas, sepultó parte de Libia con sus habitantes bajo el lodo, y arrastró a miles de vidas a las aguas del Mediterráneo. El alcalde de Derna habla de al menos 20.000 niños, ancianos, hombres y mujeres muertos, 10.000  (y se dice pronto) desaparecidos y 35.000 desplazados.

Que, durante varios días, los medios de comunicación occidentales ni reflejaran la noticia de una tragedia de tales dimensiones es digno de investigación: fueron días cruciales que podrán reclutar la opinión pública mundial para enviar equipos de rescate. La caótica distribución de pocas ayudas que llegan a las zonas afectadas se mezcla con el insoportable dolor de la pérdida de los seres queridos, el hogar, el trabajo y la esperanza de vivir una vida normal de un pueblo ya traumatizado por 12 años de la guerra y los conflictos patrocinados por las potencias extranjeras.

Estas familias se unen a los 1,4 millones de personas que ya habían huido por las peleas de diferentes bandas armadas que disputan el poder, y las más 800.000 personas que ya necesitaban ayuda humanitaria.

Los libios ni podrán pasar página: no hay Estado que recoja los cadáveres de las personas y animales (que contaminan sobre todo el agua), atender a los heridos, realojar a los damnificados, cubrir sus primeras necesidades, ni qué decir localizar las minas terrestres que habían sido mapeadas y con la tormenta se han esparcido por doquier.

Un hombre sentado frente a su casa destruida en Derna, Libia. -AHMED GABER / Europa Press
Un hombre sentado frente a su casa destruida en Derna, Libia. -AHMED GABER / Europa Press

Sucedió en un gafado 11 de septiembre. El mismo huracán Daniel que días antes pasó por Grecia, Turquía y Bulgaria, sin causar grandes pérdidas humanas, sepultó parte de Libia con sus habitantes bajo el lodo, y arrastró a miles de vidas a las aguas del Mediterráneo. El alcalde de Derna habla de al menos 20.000 niños, ancianos, hombres y mujeres muertos, 10.000  (y se dice pronto) desaparecidos y 35.000 desplazados.

Que, durante varios días, los medios de comunicación occidentales ni reflejaran la noticia de una tragedia de tales dimensiones es digno de investigación: fueron días cruciales que podrán reclutar la opinión pública mundial para enviar equipos de rescate. La caótica distribución de pocas ayudas que llegan a las zonas afectadas se mezcla con el insoportable dolor de la pérdida de los seres queridos, el hogar, el trabajo y la esperanza de vivir una vida normal de un pueblo ya traumatizado por 12 años de la guerra y los conflictos patrocinados por las potencias extranjeras.

Estas familias se unen a los 1,4 millones de personas que ya habían huido por las peleas de diferentes bandas armadas que disputan el poder, y las más 800.000 personas que ya necesitaban ayuda humanitaria.

Los libios ni podrán pasar página: no hay Estado que recoja los cadáveres de las personas y animales (que contaminan sobre todo el agua), atender a los heridos, realojar a los damnificados, cubrir sus primeras necesidades, ni qué decir localizar las minas terrestres que habían sido mapeadas y con la tormenta se han esparcido por doquier.


Cuatro factores detrás de la tragedia

Lo sucedido tiene dos motivos principales y dos secundarios:

  1. El desmantelamiento del Estado libio en 2011 por la OTAN. Nada más anunciar la intención de la OTAN de agredir a Libia, para "liberar al pueblo de la dictadura" de Gadafi, denunciamos esta farsa cuyo principal objetivo era convertir Libia en un Estado Fallido, para conseguir los siete objetivos que el Pentágono se había marcado en la Operación Amanecer de la Odisea, masacrando al pueblo y al jefe de su Estado. En septiembre de 2016, la Cámara de los Comunes de Reino Unido (¡dormida durante cinco años!) reprochó a David Cameron por la agresión militar en Libia y un "cambio de régimen" que no estaba en los planes del país y no hacer nada por reconstruirlo. Pero, él y otros implicados en aquellos asesinatos en masa andan libres y ningún tribunal local o internacional los ha reclamado. Fue otro "timo de la guerra humanitaria" como la de Yugoslavia.

Durante 6 meses, la OTAN realizó 8.000 bombardeos, lanzando 30.000 bombas sobre la nación libia, masacrando al menos 50.000 personas. Entre estos crímenes de guerra, destruyó viviendas, hospitales, puentes, colegios, y otras infraestructuras civiles del país, como el sistema de riego del Gran Río Artificial, que abastecía el agua al norte de Libia. ¿Por qué lo hizo?

a) A pesar de que Moammar al Gadafi, durante la existencia de la Unión Soviética, con su apoyo, representó una de las dictaduras independientes más desarrolladas (y condenadas al fracaso) de África, tras la desaparición de la superpotencia socialista se acercó a Occidente (¡regaló un caballo de dos millones de euros al español Jose María Aznar, y patrocinó la campaña electoral del francés Nicolas Sarkozi con en 2007 con 65 millones de dólares!), era demasiado imprevisible y poderoso para que Washington pudiese tratarle como un títere más. Que a EEUU le fuera imposible organizar un golpe de Estado por el ejército libio para derrocar al único hombre fuerte del país, les condujo al plan de convertirlo en un Estado Fallido, un territorio donde poder operar en África desde este país estratégico. Esta fue la primera agresión militar de la OTAN en África.) El temor de EEUU a que el proyecto de Gadafi de impulsar un Fondo Monetario y una moneda africanos, perjudicara al dólar y al euro mantuvo bloqueado los 150.000 millones de dólares y 144 toneladas de oro libios en los bancos occidentales.

c) La caída de Mubarak en Egipto y de Bin Alí en Túnez generó en EEUU el temor de perder a Libia, la principal reserva de petróleo de África, donde sus rivales, Francia e Italia, ya tenían una posición consolidada. Así, Washington controlaría el petróleo libio (como el de Irak) e impondría su voluntad a la OPEP, regulando la cantidad y el precio del mismo en el mercado. Y Washington sigue expulsando a Europa de África.

d) Desalojar a China de Libia: unas 70 empresas chinas trabajaban en el sector de la construcción de puentes, infraestructuras de transporte y gasoductos. Después, fueron las compañías europeas, como Alcatel-Lucent o Total, que ocuparon este mercado.