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Ramón Lobo y el ser periodista

 

Ramón Lobo y el ser periodista





El fuerte impacto causado por la muerte del periodista Ramón Lobo me inclina a decidir que es hora de hablar de esta profesión que él ejerció de forma magistral en el genuino concepto de la palabra. Porque ser periodista no tiene nada que ver con esas bandas de cuatreros que nos han invadido como especie depredadora desvirtuando el trabajo que nos compete y haciendo un daño inmenso a la sociedad. Y hay que explicarlo. Es una ofensa grave que osen llamarse periodistas quienes perturban de tal modo la convivencia con sus informaciones sesgadas.

Sí, Ramón Lobo ha sido un periodista que sirve de ejemplo de nuestra profesión. Cuando él escribió el libro 'El día que murió Kapuściński' quería reflejar “el hundimiento de una forma de entender y vivir el periodismo”. Publicado en 2019, se refería a ese tiempo de comienzos del nuevo siglo (el mítico periodista polaco murió en 2007). Es ya tópica su frase respecto a que para ser buen periodista es necesario ser también buena persona. No estoy segura de ello, pero sí de que Ramón Lobo aunaba ambas características.

Encandilaba la brillantez de su escritura y su mirada honda de los problemas. La profusa documentación previa. El ir a investigar y contarlo. Con rigor y una sensibilidad que traspasa al receptor. Eso es ser periodista, por favor no nos confundan con las víboras mediáticas manipuladoras: es otra profesión.

De cuanto se ha escrito sobre él estos días, me he ido quedando con esas escenas de impacto de la vida real que se viven en las guerras y otros conflictos violentos. Gervasio Sánchez, su colega de tantos años, relataba sucesos terriblemente dramáticos “como aquel día, también en Sierra Leona, que vimos cómo mataban a una joven acusada de guerrillera porque se ponía nerviosa cuando la cacheaban en sus partes íntimas”. E infinitas más. Porque ni siquiera hace falta ir muy lejos. A mí me impactó la imagen de una Grecia desconsolada que se dibujaba en expresiones anónimas, que Ramón publicó en su blog Aguas Internacionales. En aquellos días que nos hicieron pagar a los países del sur de Europa la gran estafa de la crisis del capitalismo en 2008. “Es una foto de tristezas acumuladas. A los lados están escritas palabras sueltas. Parecen gritos aislados, enfados individuales. Todos juntos son una declaración política, casi filosófica”. Ésa es una mirada de periodista.