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Llega el «furancho» agrícola a Fene: una carta elaborada solo con productos de la huerta FERROL / LA VOZ

 


El Meluchaflor, un nuevo concepto de local hostelero, permite degustar platos elaborados con productos cultivados en el terreno y triunfa entre locales y extranjeros

19 ago 2023 . Actualizado a las 12:41 h.

Localizado en la parroquia de Limodre (Fene), existe un sitio singular llamado Meluchaflor, un furancho agrícola donde elaboran comidas a base de los productos que cultivan en la huerta. El responsable busca gente que se involucre con este proyecto, que trata de inspirar a los habitantes de la comarca a la creación de alternativas que fomenten un turismo sostenible, en lugar de los modelos más convencionales.

ocalizado en la parroquia de Limodre (Fene), existe un sitio singular llamado Meluchaflor, un furancho agrícola donde elaboran comidas a base de los productos que cultivan en la huerta. El responsable busca gente que se involucre con este proyecto, que trata de inspirar a los habitantes de la comarca a la creación de alternativas que fomenten un turismo sostenible, en lugar de los modelos más convencionales.

El concepto de furancho agrícola es nuevo, aunque parece retrotraerse a épocas pasadas. No obstante, solo hace falta observar el éxito del que está gozando esta iniciativa para comprender que tiene mucho de actual. Según indicaron desde este espacio singular, muchos de los visitantes que se acercan al lugar son extranjeros y otro tanto vienen de Lugo. Asimismo, reciben una gran cantidad de habitantes de la zona y alrededores. Se trata de un punto situado entre Ares y Cabanas que no necesitó promoción para atraer al público.

Los nombres que están detrás del proyecto son los de Pablo Pardo y Mélida Intriago, un matrimonio que transformó su vida profesional, y también en lo personal, hace cuatro años. Según indicó Pardo, antiguo regente de A Cándida, la motivación sucedió a raíz del nacimiento de su hijo. La experiencia adquirida en el negocio de hostelería, que requería una gran cantidad de trabajo con una remuneración en comparación escasa, hizo comprender al profesional que necesitaban otro tipo de vida.

La transición al slow life, corriente que promueve un estilo de vida desacelerado, en oposición al modelo occidental actual, precisó de aprendizajes y experiencias que continúan hasta el día de hoy. Así pues, la huerta de Meluchaflor no solo alberga alimentos distintos dependiendo de la temporada, sino que también varían de especies por motivos experimentales.

Por ejemplo, actualmente están probando a plantar cítricos exóticos, además de nuevos sistemas de cultivo y el uso de semillas sin patente. El año que viene tiene pensado trabajar con berenjena blanca, que no se suele vender bien porque su color resalta los daños. Sin embargo, se trata de una característica que no afectaría al caso de Meluchaflor por ofrecer el alimento procesado.

En su caso, cuando la pareja supo que quería enfocarse en la agricultura, ya poseían una casa con terreno, por lo que esta parte no supuso ningún inconveniente, aunque después ampliaron el solar. «El primer problema fue colocar el producto», indicó Pablo Pardo, algo que se solventó con la oportunidad de adquirir un horno de piedra. De esta manera, decidieron realizar un único procesado a sus cosechas para ofrecerlo revalorizado.

Aunque los emprendedores no poseen certificación ecológica, ni pretenden obtenerla hasta el momento, «sí seguimos esos mismos caminos», alegó Pardo, ya que «tratamos de ser responsables con lo que hacemos». Así pues, utilizan algunos métodos asociados a la agricultura ecológica como los purines de ortiga, el aceite de nim y el apichi, este último les funcionó muy bien para luchar contra el pulgón.

Según Pablo Pardo, hay ingredientes necesarios para preparar los platos que no les queda más remedio que comprar. A la hora de adquirir estos productos, uno de los aspectos que más valoran es la calidad, como por ejemplo en la harina italiana que usan para las masas, que se realizan a mano. Estas exigencias son uno de los motivos por los que, una de las mayores dificultades a las que se enfrenta Pardo, es mantener un equilibrio entre los tiempos de la agricultura y la cocina.

Reservas

«Pensamos que sería interesante atraer al cliente en lugar de ir nosotros a ellos», explicó Pardo. Los platos que preparan en Meluchaflor se pueden recoger para llevar o degustar en el terreno, ya que disponen de unas mesas a modo de merendero. Con este segundo plano que se da a la agricultura, se promociona el producto de proximidad o km 0.

Para acudir a Meluchaflor es necesario reservar por teléfono para que los responsables tengan previsión de los pedidos. Es importante tener en cuenta que la carta es variable, al igual que lo son los cultivos, por lo que se ofrecen unos platos concretos cada día. «El ceviche está encantando y también las pizzas vegetal e hindú», ejemplificó Pablo Pardo.

Modelo de inspiración

Uno de los puntos que más disfruta de su trabajo Pablo Pardo es el momento en que las plantas son pequeñas y lucen todo el vigor necesario para la vida posterior. Este es un gusto que se puede adquirir a pesar de carecer de conexión con la naturaleza, ya que el responsable tampoco procedía del campo y ahora su conciencia se ha ampliado.

«No hay que ser tremendista, con un poco de sentido común uno piensa que debiéramos empezar a plantar nuestros propios productos», explicó Pardo. Hay posibilidades para los que carecen de tierras, como establecer acuerdos de mantenimiento con propietarios que descuidan sus parcelas. «Habría que volver manos a la tierra», indicó el agricultor, que también sugirió construir un pequeño bancal para facilitar las tareas, o empezar por una maceta con un alimento junto a nuestras plantas ornamentales.

Para los que desean emprender, Pardo aconsejó especializarse en alguna especie y considerar acogerse al régimen de venta directa que ofrece la Xunta (SEVEDI), con pocos requisitos. En caso de proliferar, podrían contar con más productores locales para sus compras. Además, buscan gente a la que ofrecen un pequeño tractor, tierras y herramientas a quien comprarían las cosechas a precio de mercado.