Saltar ao contido principal

Sabores de los refugiados a la carta

El restaurante Lakook, de la ONG que gestiona la terraza de la Casa Árabe de Madrid, emplea a docena de trabajadores, la mayoría de ellos refugiados, en su cocina y en la atención a los clientes. La carta está formada por los platos que ellos mismos han considerado.

 Cuando Mohamed Sani llegó en patera a España en octubre de 2018 tras un tortuoso y difícil proceso migratorio huyendo de Guinea jamás pensó terminar trabajando junto a su compañero Mohamed Abderramán, procedente de Sudán y que en 2016 aterrizó en Madrid, en medio de una escala aérea. El primero es solicitante de asilo, el segundo ya tiene en su poder la tarjeta roja que le identifica como tal. Ahora, los dos son miembros de Lakook Causas CEAR, empresa ligada a la ONG que gestiona la terraza de la Casa Árabe de Madrid. Allí han encontrado el espacio perfecto para hacer llegar los sabores más variopintos a los comensales, disfrutones ellos, que no dudan en acercarse a este lugar en el que el 90% de la plantilla son refugiados o solicitantes de asilo.

Sani, a sus 24 años, desempeña las típicas funciones de camarero. Prepara las mesas, atiende a los clientes, manda las comandas y sirve los platos con sumo cuidado. Tras unas primeras prácticas de hostelería en Sevilla, donde transitó la primera fase del sistema de acogida, le llevaron hasta Madrid. Ya en la capital y con la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), empezó como ayudante en las cocinas centrales de la entidad, en Getafe. "Mi vida estaba amenazada en Guinea y tuve que dejarlo todo para huir. Jamás imaginé que terminaría trabajando en un restaurante de Madrid", dice emocionado.

Thank you for watching

12/08/2022 3 - Mohamed Sani en la terraza de la Casa Árabe
Mohamed Sani en la terraza de la Casa Árabe.  Guillermo Martínez

Sani piensa mucho en eso, y aunque por el momento en la carta no hay ningún plato procedente de Guinea, quiere añadir alguno pronto. Él ha probado la carta al completo y, si tuviera que elegir uno, sería el pollo sharwanman. En la terraza de la Casa Árabe se desenvuelve con la soltura propia del que hace suyo un lugar. "Con la tarjeta que decía que era solicitante de asilo no me aceptaban en muchos sitios y eso me hacía sentir muy mal. Tampoco sé cuándo resolverán mi solicitud, pero por si acaso he empezado los trámites para conseguir los papeles por arraigo social", añade. "Me encanta mucho la hostelería" son las palabras que dedica a su profesión justo antes de escribir una comanda nueva. En Lakook, además de tener entre sus filas a más de una decena de refugiados, intentan acercar los sabores de diferentes países mediante una carta conformada por platos típicos, internacionales, pero también con recetas solo conocidas por la gente autóctona, gente de a pie que cocina todos los días en su casa con ingredientes muchas veces ignorados en latitudes españolas.