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Efeméride JOSÉ VARELA FAÍSCAS

              Muchos de los que en 1972 eran veinteañeros quedaron por el camino. Medio siglo es demasiado tiempo, apenas dos tercios de la esperanza de vida. Tal vez no sea ocioso interpelarnos acerca de cómo los hechos del 10 de marzo de aquel año en Ferrol cambiaron nuestras vidas. No ya las de quienes de siempre sintieron una pulsión política, el deseo y la voluntad de cambiar la sociedad, sino a los que asistimos a la tragedia desde la intemperie del desconocimiento o desde el confort complaciente del desinterés. Quizá falte la ficción, no necesariamente épica, para entrañar el relato histórico, para hacer verdaderamente nuestra la intrahistoria de la que forman parte aquellos acontecimientos. Recordaba el pasado miércoles en Fene, durante la inauguración de la exposición Rostros da Memoria. Ferrol 1972, una novela de Manuel Gutiérrez Aragón, La vida antes de marzo, una elipsis del 14M galardonada con el Premio Herralde, y fabulaba con que se necesita la fantasía para interiorizar una enormidad como aquel crimen del agónico monstruo franquista. No era, creo, una ocurrencia: fue más un sentimiento sobrevenido al observar los magníficos retratos en blanco y negro y escrutar los espacios en penumbra de aquellos rostros. Si ven la muestra, reparen en las miradas: son, en su insondable negrura y un punto de cansancio vital en el velo de melancolía que los envuelve, un libro abierto: lo volverían a hacer, con la misma fatalidad con la que una planta no puede dejar de crecer, o el mar dejar de subir y bajar. Y eso es tan generoso y tan grande que su cabal explicación solo está al alcance de la imaginación, de la fábula. Solo el arte nos redimirá de la indiferencia.