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'Economía de los cuidados' por Laura Couto Vilches

Cuando hablamos de cuidados, desde una perspectiva feminista, hacemos referencia a una variedad de trabajos que sostienen y producen el bienestar del conjunto de la sociedad. Estos trabajos o empleos están asociados a las mujeres, están mal pagados, o no pagados, y sustentan la vida.

El trabajo de los cuidados debe relacionarse con el concepto de estado de bienestar, el cual varía en función de las costumbres, de los valores y de las políticas de distintos países. La clasificación científica más relevante de los estados de bienestar fue la realizada por Esping-Andersen y los pilares de los mismos son, en primer lugar, los servicios sanitarios públicos, en segundo lugar, los servicios educativos y, en tercer lugar, la jubilación con pensiones que permitan una vida digna. Sin embargo, la teoría feminista viene a revisar esta clasificación para incluir los cuidados como el cuarto pilar del estado de bienestar y las mujeres son las especializadas en ellos, ya sea en el ámbito remunerado como en el no remunerado. Cabe mencionar que la pertenencia de España al modelo mediterráneo de los estados de bienestar hace que las familias (cuando decimos familias, decimos mujeres) carguen con los cuidados, siendo subsidiario el papel del Estado en servicios sociales y sanitarios.

Lucía Escrigas

La economía ortodoxa o tradicional prima al homo economicus, es decir, las relaciones laborales basadas en flujos de bienes y servicios con carácter mercantil son las únicas que están reguladas y reconocidas formalmente mientras que el enfoque reproductivo, lo que ocurre dentro del hogar, no goza de ningún reconocimiento y se entiende como algo naturalizado por la sociedad, por lo que es invisible y está infravalorado.

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